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Lenta decadencia

Cuando enterraron a Bigote, dicen los mayores de mi barrio macareno, que la tierra tembló porque no lo quería entre sus entrañas. El sábado quise escuchar en directo lo que decía Bush tras la cumbre; una negra tormenta sobre DC impidió oír lo que el cónsul saliente del Imperio dijo. Augurios, no sé, pero porque no creo, prefiero lo tangible.

el 15 sep 2009 / 18:44 h.

Cuando enterraron a Bigote, dicen los mayores de mi barrio macareno, que la tierra tembló porque no lo quería entre sus entrañas. El sábado quise escuchar en directo lo que decía Bush tras la cumbre; una negra tormenta sobre DC impidió oír lo que el cónsul saliente del Imperio dijo. Augurios, no sé, pero porque no creo, prefiero lo tangible.

El New York Times, periódico metropolitano como el premiado El Correo de Andalucía, recogía el mismo día en primera, instrucciones para desembalar un juguete y desplazaba la cumbre a tercera de economía. La radio yanqui, abría con la Clinton y Obama se dirigía a sus ciudadanos por YouTube con cuestiones domésticas.

En el Financial Times, por su parte, se advertía de que EEUU no aceptaría una rendición de su soberanía ante presiones multilaterales. Pero en Europa estábamos contentos: cada uno tenía su foto. Como ha dicho Almunia, la cumbre será importante, o no, dentro de un año. Y no lo será, añado, por lo que allí se ha declarado sino por lo que seamos capaces de hacer fuera.

Los allí presentes lo que han puesto de manifiesto, sobre todo, es que en los asuntos que son de su responsabilidad miran para otro lado. Ejemplos: acabaremos con los paraísos fiscales (i padroni que los crean y mantienen); avanzaremos en la regulación de los mercados (los que controlan a los reguladores más importantes del planeta); defenderemos el libre comercio (los que tienen atascada desde hace años la Ronda Doha); acabaremos con el proteccionismo (los titulares de la PAC, Farm Bill y otras versiones).

Pero, se echaron de menos algunas cosas. Regalo de Nueva Orleans, una banda de jazz fúnebre a contradanza en un adiós a Bush; la presencia de Obama y también de la UE, con voz única. El que apareciera la bandera de azul, desconsuelo para nostálgicos del nacionalismo español y francés, fue sólo el fruto de nuestra propia debilidad más que la expresión de un cambio político de verdad en la Europa de hoy, anclada en ocurrencias individuales. La ausencia de Obama tiene solución, "la alternativa a la unidad europea es inevitablemente la lenta decadencia de sus estados miembros" (Monnet 1954).

Licenciado en Derecho y Antropología

aroca.javier@gmail.com

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