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¿Listos para la gran ola?

La tercera sesión del ciclo Sevilla Abierta concluye que el mundo que viene es "profundamente globalizado" y "competitivo". La ciudad debe aprovechar este salto para convertirse "también en un lugar amable para trabajar".

el 18 feb 2014 / 09:45 h.

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¿Cómo será la Sevilla de 2020? Tendremos más zona azul, unas segundas setas o habrá más de una línea de metro. No lo sabemos, pero sí podemos vaticinar qué papel deberá jugar la ciudad en el nuevo mundo que se avecina. Ayer economistas y expertos en nuevas tecnologías debatieron sobre esta cuestión dentro del ciclo ¿Quién está pensando en la Sevilla de los próximos 20 años?, organizado por Iniciativa Sevilla Abierta. sevilla-abiertaEl sevillano Juan Martínez Barea fue abducido –en el buen sentido de la palabra– por la NASA. Este ingeniero y «emprendedor múltiple» no dudó hace un tiempo en hacer las maletas, familia incluida, para veranear en la única universidad que no cierra en agosto: la Singularity University, en Estados Unidos, donde cuenta que aprendió algunas nociones de cómo será el mundo que viene, bueno, «el que ya está aquí», como apostilló enseguida. Con la lección bien aprendida y sin dejar de estar en contacto con la NASA, Martínez asegura que el nuevo mundo estará marcado por «una aceleración tecnológica», que afectará a todos los campos productivos, «incluido el turismo». Este crecimiento será «exponencial», «multiplicándose por cien lo vivido en los últimos diez años» y traerá consigo otros avances, como «una revolución biotecnológica», que permitirá (ya lo oferta una empresa a nivel mundial) realizar análisis de saliva para predecir el tipo de enfermedades que puede padecer la persona con mayor probabilidad a lo largo de su vida. Un avance importante al que se sumará la inteligencia artificial. En este último caso, puso como ejemplo a la sevillana Pilar Manchón, «una sevillana, hija de un taxista, que ha creado una empresa de inteligencia artificial en la Cartuja [Indisys]». Pero el futuro que asoma será también el de la «hiperconectividad», un rasgo que se ve como «una gran oportunidad» en Sevilla para acabar de una vez, dicen, con «el modelo de socialización vertical», en el que hay pocos avances. Ahora, por el contrario, «cualquier persona, esté donde esté, puede competir», haciendo uso de «una capacidad de excelencia para trabajar», lejos de las tradiciones y dando el paso hacia «una sociedad meritocracia», en la que prima el esfuerzo y no los lazos familiares. Esta «gran ola» que lo va a cambiar todo tendrá su punto más álgido, subrayó Martínez, con la irrupción de «un mundo emergente de cuatro mil millones de habitantes de esos países del tercer mundo que pasarán a competir directamente con el resto en igualdad de condiciones». Así, la tabla de las nuevas potencias mundiales pasará en unos años a estar encabezada por «los next eleven» que conforman China, India, Rusia, Brasil, Indonesia, Bangladesh o México, entre otros. Precisamante, el profesor Francisco Ferraro, el otro ponente de la cita de ayer en la Sala La Fundición, también incidió en esta visión globalizadora del futuro. Este catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla subrayó la tendencia a reforzar lo global para los próximos años y el predominio de la bautizada como «ley de un sólo precio», que ya viene imponiéndose «en muchas manufacturas» y que se espera «también en los servicios». Ferraro señaló que ello derivará además en «una jerarquización del trabajo y de países» y en «una feroz competencia internacional», en la que «ya no será entre empresas o entre países, sino entre las personas». Un punto, para el que Martínez, esbozó algunas claves para salir invicto:«Hay que subirse a esa plataforma global de las nuevas tecnologías, hablar perfectamente inglés y [ahí va va el secreto] estar mejor preparado que el mejor». Algo que, como coincidieron ambos, «se puede hacer desde Sevilla», pues «desaparece» la geografía. ¿YSevilla? ¿Dónde queda en estos planes de futuro? Martínez reconoció «no tener recetas mágicas» para que la ciudad se posicione bien, pero sí advirtió, muy a su pesar, que «globalmente como sociedad no estamos dando los pasos». Insistió en que la ciudad no se puede quedar sólo en «un destino amable de vacaciones y diversión». Al contrario, debe trabajar por ser atractivo para las empresas, «verdaderas generadoras de prosperidad y empleo», poniendo para ello el mayor ejemplo:«Abengoa es un regalo que tenemos en Sevilla». En este sentido, ambos insistieron en que el camino para dentro de 20 años está en hacer de esta ciudad «además de ser un sitio maravillosa para vivir, también une tierra maravillosa para trabajar con empresas y en la que hay mucho talento». Eso sí, la misión, como dejaron claro, «es de todos».

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