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Llega la alergia a los cosméticos

Primero fueron las barras de labios. Ahora, el desodorante, los perfumes, los tintes... El abuso de la cosmética está pasando factura. Las alergias cutáneas se han duplicado en los últimos 20 años.

el 14 sep 2009 / 19:56 h.

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Primero fueron las barras de labios. Ahora, el desodorante, los perfumes, los tintes de peluquería, el maquillaje y las cremas de uso diario. El abuso de la cosmética está pasando factura a la salud de los españoles. Véase la cifra: las alergias cutáneas se han duplicado en los últimos 20 años.

La estadística exacta se recopiló en el Simposio Internacional sobre Alergia Cutánea que se acaba de celebrar en Santander. Y los números no dejaron indiferentes a los especialistas: hasta el 30% de las dermatitis o reacciones cutáneas inflamatorias están producidas tras la aplicación de un cosmético.

Hace 20 años, esta cifra alcanzaba sólo el 15%. Un porcentaje que invita a sopesar el consumo de los artículos de droguería, máxime cuando hace apenas un mes se conocía que más de la mitad de los pintalabios de las 33 marcas más populares sobrepasan los niveles de plomo permitidos y, con ello, amenazan la salud de la mujer.

Y es que todos ellos responden a una composición química, cuanto menos, sospechosa. La profesora An Goossens, del departamento de Dermatología y Alergia del Hospital Católico de Lovaina (Bélgica), explica que "estos productos están formulados con sustancias de muy bajo peso molecular capaces de penetrar fácilmente en la piel y elevar el riesgo de inflamación".

Los agentes alergenos más frecuentes son las fragancias, los desodorantes, colorantes de peluquería, las resinas en cosméticos para uñas, filtros solares, emulsiones, y algunos aceites derivados de plantas medicinales y flores. Las reacciones más repetidas son la inflamación, la rojez, el habón, el prurito y el picor excesivo de la piel. La cara, los párpados, el cuello y las axilas son las zonas que se afectan en mayor medida. En los labios suelen aparecer edema, eritema, descamación y fisuras.

En cuanto a las conductas de riesgo, se enumera la aplicación reiterada (varias veces al día) de los productos; el contacto prolongado de estos con la piel (sobre todo, de cremas depilatorias y tinturas para cabello); realizar masajes intensos después de aplicar el ungüento o aplicarlo fuera del área de uso recomendado (aplicar la crema de cara en los párpados, por ejemplo).

"Hay que tener cuidado con los cosméticos derivados de las plantas medicinales y con los perfumes que se añaden a algunas cremas farmacológicas para camuflar su mal olor; todos ellos pueden desencadenar una reacción", advierte el doctor Daniel Muñoz, miembro del comité de Alergia Cutánea de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.

Entre otros remedios naturales, pone en entredicho la aplicación directa del tallo de aloe vera sobre la piel. "La planta resulta irritante si se usa muy concentrada. Es una mala práctica cada vez más frecuente. El aloe vera hay que usarlo diluido o en concentraciones que se prueben inocuas".

Ambos expertos también advierten sobre los productos hipoalergénicos. "Describen ciertos alergenos específicos, nunca todos. La denominación no está legalmente protegida, por lo que cualquier producto puede atribuirse el término de hipoalergénico después de superar pruebas no estandarizadas sobre la piel. Y esto, a juicio de los expertos, no tiene ningún valor científico", asevera An Goossens.

Según el doctor Muñoz, "hipoalergénico significa bajo contenido en alergenos, no la ausencia de ellos". Su consejo: comprar productos de garantía, evitar aplicarlos en zonas con heridas o úlceras y consultar al médico cualquier sospecha. Uno más: "Hay que guardar siempre los prospectos; ayudan a identificar el compuesto problemático".

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