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“Lo más sensato es rezar en el interior”

Los nazarenos y el público del exterior irrumpió en una sonora ovación al conocer la decisión de nos salir a la calle.

el 28 mar 2013 / 01:47 h.

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La hermandad de la Sed decidió no salir por la lluvia. J.M. Paisano (Atese) La hermandad de la Sed decidió no salir por la lluvia. J.M. Paisano (Atese) A las 12.00 horas, hora prevista para la salida de la Hermandad de la Sed, todo era una incógnita. Unos comentaban que sí se iría a la Catedral, que muy pocas veces se había fallado, otros apostaban por quedarse en casa. No había unanimidad en las predicciones sobre dónde se realizaría la estación de penitencia, ya que tan pronto salía el sol como caía un chaparrón que arrancaba el “¡oh!” de los fieles allí congregados. La incógnita, no obstante, se desveló muy pronto. Primero se rumoreó que se había pedido una hora, pero no habían dado las 12.30, cuando el hermano mayor, Francisco Javier Escudero, anunció a los nazarenos en el interior del templo que “lo más sensato es hacer estación de penitencia en el interior”. A lo que añadió que por responsabilidad se decidió no salir, “porque la inestabilidad dura todo el día”. En esta resolución tan “compleja” también influyó, y mucho, la cantidad de niños que forman el cortejo. El anuncio de Escudero fue acogido con una emocionada ovación, porque tal y como decían algunos hermanos “no se debe arriesgar”. Recordaban que La Sed es la hermandad que, según el programa, está más horas en la calle, desde las 12.00 hasta las 2.30 horas, con lo cual manifestaban que no era difícil que en algún momento les pudiese caer un aguacero. El orfebre Fernando Marmolejo, que se encontraba en las puertas de la iglesia de La Concepción, aprobó la decisión, “porque si los pasos se mojan, afecta a un patrimonio que ha costado mucho esfuerzo. Son obras de arte que se pueden estropear”. Admitió que ha tenido que ser duro dar el anuncio, pero remarcó que toda España está mirando a Sevilla y hay que ser “sensatos”. Una opinión compartida por las personas que se congregaban en la zona. Todos declaraban estar disgustados, pero afirmaban que era una resolución acertada. Ana, una mujer de Fuentes de Andalucía, estaba doblemente apenada porque su Cristo de la Humildad tampoco salió.

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