Local

Los 335 latidos de un hospital

Los profesionales del centro hospitalario Virgen del Rocío celebran los 20 años de su primer trasplante de corazón en Sevilla

el 30 may 2011 / 20:17 h.

TAGS:

Equipo de trasplantes del Hospital Virgen del Rocío
-->--> -->

Una jovencísima Raquel Revuelta repartía caramelos a diestro y siniestro como buena Estrella de la Ilusión en aquella Sevilla que empezaba a palpar en forma de camiones y obras el desembarco de la Expo'92. Hasta su mascota, Curro, tuvo su carroza en la cabalgata de Reyes Magos de 1991. Con ese jolgorio y tanto niño correteando por la calle, casi nadie prestaba atención al ajetreo del hospital García Morato -ahora Virgen del Rocío -. Allí, una llamada activó a todo el mundo: una joven había fallecido por hemorragia cerebral en Zaragoza y, gracias a su donación, había un corazón para José Antonio Domínguez, un vecino de Moguer que llevaba ingresado tres semanas y que, 12 horas después, sería el primer trasplantado de corazón en Sevilla.  

"Nos llamaron en medio de la cabalgata", explica, 20 años después, el equipo encargado de un trasplante que, en aquel tiempo, era "un acto heroico", aunque hoy día guarde aún ese componente de milagro. A alguno le pilló tan de sorpresa la donación que no se percató de la lluvia de caramelos que se le caía encima y apareció en el hospital con el cristal de las gafas roto, como a José Pérez Bernal, intensivista adjunto a la Coordinación de Trasplantes.

Con ese aviso, tocaba correr. Aunque se ha avanzado mucho, el doctor Ernesto Lage, cardiólogo de la Unidad de Trasplante Cardiaco, aclara que el tiempo de supervivencia del órgano donado fuera del cuerpo es el mismo: cuatro horas y media. Por eso, a las siete de la tarde estaba preparado un avión para trasladar a varios profesionales, que nada más aterrizar, fueron escoltados en un coche por la Policía. "Antes era como de película, con las sirenas y todo, aunque las prisas son las mismas", indica la cirujana cardiaca Encarnación Gutiérrez, también en el equipo que, tras dos décadas, suma 335 trasplantes de corazón, o lo que es lo mismo, 335 vidas de renovada esperanza. Una cifra que seguro será recordada mañana, cuando se conmemore el Día Nacional del Donante.

La celeridad en la intervención traía consigo más de una anécdota, como ir en una moto de la Guardia Civil a toda pastilla de Sevilla a Granada -y la vuelta- o un viaje relámpago a Tenerife. Más de una vez tuvieron que abrir de noche el aeropuerto de San Pablo para ese fin. "El tiempo siempre juega en tu contra", añade José Miguel Borrego, jefe de Cirugía Cardiaca.

Pese a la rapidez del proceso, el hito de 1991 estaba estudiado al milímetro. Lo precisa Antonio Ordóñez, el cirujano cardiaco que hizo ese primer trasplante de corazón. "Fue el final de una larga lucha de ocho años para que nos acreditaran y cuando llegó el día todos estaban bien entrenados", señala. Recuerda con emoción cuando llegó a las puertas del hospital con la nevera que protegía el nuevo corazón de José Antonio, al que le dio casi dos décadas más de vida. Allí le esperaba todo el personal de guardia en aquella noche de Reyes. De ahí se plantaron en el quirófano, donde cardiólogos y cirujanos experimentaron la sensación que reviven con cada operación. A los primeros, les impacta ver un cuerpo, durante 90 minutos, sin su corazón "algo que no se concibe por nadie", según Ángel Martínez, el director de la Unidad de Gestión Clínica Intercentros del Corazón. A los segundos, les sorprende el primer latido tras la intervención en el quirófano.

Tras ese estreno, todo fue a más hasta alcanzar su cenit en 1999, con 24 pacientes. La media está en unos 20 casos al año, salvo los inicios y 1996, con sólo 13. Ese periplo ha dado hasta para el cambio en el perfil del donante. Lage aclara que los órganos de los primeros años venían de donantes que no llegaban a la treintena y que morían, por lo general, tras un accidente de moto sin casco. Eso ha variado con el descenso de los siniestros, que ha influido en la bajada de los trasplantes: ahora el perfil es el de alguien de unos 40 años que "en el 80% de los casos fallece por un accidente cerebral".

El trasplante se suele hacer de noche y la intervención dura unas 12 horas gracias al esfuerzo conjunto de una treintena de profesionales. Con su tesón, se obraron milagros como el de Antonia Márquez, trasplantada de corazón en 2006, y que hace menos de un año dio a luz a Francisco. Y no es el único. Ahora el trasplante se puede realizar hasta los 69 años, impensable hasta hace bien poco.  

El último regalo se le brindó el pasado 22 de marzo de 2011 al paciente 335, Antonio. Al abrir los ojos, seguro que vería el rostro de Pérez Bernal que, como hace a modo de ritual y cercanía con los pacientes que se pasan por este rincón del Virgen del Rocío, le colocaría el fonendoscopio para que pudiera sentir cómo late su nuevo corazón. Y, justo después, le pasaría el móvil para que, de viva voz, le pudiera decir a sus familiares que volvía a la vida.

  • 1