Cuatro años y casi seis meses han tardado los 95 imputados en la principal trama de corrupción urbanística, el caso Malaya destapado en 2006 en Marbella, en sentarse en el banquillo.
La expectación era tal que el primer día del juicio, el 27 de septiembre, más de un acusado se fue con el traje roto a casa y algún que otro de los cientos de periodistas acreditados rodó por las escaleras de la Ciudad de la Justicia de Málaga, remodelada para la ocasión. Al interés judicial se une la popularidad en el papel cuché de algunos procesados como el exalcalde Julián Muñoz y las mujeres de su vida Maite Zaldívar e Isabel Pantoja, imputadas en piezas separadas (la tonadillera se enfrenta a 3,5 años de cárcel).
En junio se conocieron los cargos y las penas pedidas por la Fiscalía para los principales imputados. Al presunto cerebro de la trama, el exasesor urbanístico Juan Antonio Roca, el fiscal le pide 30 años y 810 millones de euros de multa. Según su investigación, blanqueó 240 millones, ingresó 33 en comisiones a cambio de licencias, pagó cinco en sobornos a autoridades y funcionarios municipales y amasó un patrimonio de lujo que incluye chalés, obras de arte, yate y hasta yeguadas.
Roca es el único de los 95 imputados (hay tres huidos) que permanece en prisión, pero por una pieza separada ya que en el caso Malaya salió bajo fianza de un millón de euros. Julián Muñoz, para el que fiscal pide diez años, también salió en 2009 tras cumplir tres años por otros delitos urbanísticos.
El juicio durará un año y comenzó con unas sesiones previas en las que las defensas de los acusados trataron de echar por tierra la instrucción, desprestigiando la investigación policial y fiscal y considerando ilegales las escuchas y pruebas documentales.
El juez José Godino rechazó su petición de anular el proceso y tras un paréntesis de casi un mes, las sesiones se reanudaron el 13 de diciembre con las declaraciones de los acusados interrogados por el fiscal y los letrados de la Junta y el Ayuntamiento marbellí, personados como acusación particular.
La más esperada era la de Roca y no defraudó, al reconocer que usó dinero opaco en un pelotazo urbanístico y asegurar que su patrimonio ya valía millones antes de llegar a Marbella. Tanto Roca como Muñoz apuntan a Jesús Gil como urdidor de los desmanes del ladrillo y limitan el papel de Muñoz a mero ejecutor.También este año se conocieron más detalles de los casos Astapa (Estepona) y Poniente (El Ejido), al levantarse parcialmente el secreto de los sumario, pero la instrucción continúa y aún no hay fecha para ambos juicios.
