Un Real Madrid, con ciertas dudas en la línea defensiva ante las lesiones, intentará mantener su privilegiada y brillante historia de visitas al Roma, al que siempre ganó a domicilio.
Llegan dos equipos que han sufrido este fin de semana sendas derrotas ligueras y, además, dejando una mala imagen.
Las cosas en Roma no se presentan en nada fáciles para un Real Madrid que viaja golpeado por las bajas, pues a las ya sabidas de Pepe, Robinho, Sneijder, Metzelder y Saviola, se ha unido la del lateral zurdo Marcelo, lesionado el sábado ante el Betis.
Todo ello motiva ciertas especulaciones sobre la línea defensiva que pondrá el técnico alemán Bernd Schuster. Con la recuperación del argentino Heinze y de Miguel Torres, la posibilidad más probable es ver a ambos en el once inicial, junto a Sergio Ramos y Cannavaro.
Una apuesta que tendería a que Sergio Ramos sea el encargado de frenar al brasileño Mancini, en gran forma.
Por su parte, el conjunto romano del técnico Luciano Spalletti, quizás el que mejor juego ofrece en el fútbol italiano, es rápido y asesino al contragolpe, por ello se siente más cómodo jugando como visitante; como bloque es excelente, además de tener notables individualidades, y ha preparado esta eliminatoria como si fuera la vida en ello.
A diferencia de Schuster, Spalletti puede contar con su once ideal, pues no tiene bajas. El movimiento de Totti, retrasando su posición unos metros para recibir el balón, abriendo huecos que permiten la llegada por sorpresa de la segunda línea, es el principal arma que emplea el Roma.
El Olímpico estará a rebosar (unas 68.000 personas). Se han vendido todas las entradas. Habrá una amplia presencia de aficionados llegados desde la capital de España (unos 2.800).
