Jóvenes al día

Los caballos también se engalanan para la Feria

Jesús Vázquez, cochero de 26 años, cuida cada detalle de los caballos que llevará al recinto ferial en un año en el que augura «poco negocio» y muchas dificultades para el gremio.

el 03 may 2014 / 23:59 h.

En las inmediaciones del puente del Centenario también se prepara la Feria. Allí no hay lonas, farolillos, portada o atracciones, pero sí unos inquilinos indispensables en la fiesta: los caballos. Jesús Vázquez, cochero de 26 años, está herrando un hermoso ejemplar blanco en la inmensa cuadra donde otras familias también miman a sus caballos y carruajes. Jesús Vázquez mientras efectúa su trabajo de cochero por las calles de la capital Hispalense.  Jesús Vázquez mientras efectúa su trabajo de cochero por las calles de la capital Hispalense. Esta semana su familia cuida hasta el más mínimo detalle de cada equino para que estén a punto para el próximo martes, cuando comienza el popular paseo de caballos por el Real. Una semana crucial para el negocio, puesto que la afluencia de clientes determinará el balance del resto del año. «Durante el año la gente no se acuerda de los caballos, pero en la Feria, cuando hacen falta, son muy queridos por todos», se lamenta Jesús, que suele hacer parada durante el año en la plaza Virgen de los Reyes, una especie de terminal equina en el punto neurálgico del turismo local. Tiene varios ejemplares, que engancha en los carruajes, y otros los alquila. Sin embargo, reconoce que el negocio de los paseos turísticos «no da para ganarse la vida», y mucho menos en la Feria. «Mantener un caballo durante el año es muy caro, así que ni mucho menos es rentable en una semana en la que hay más negocio», apunta. Por ello, asegura que tener caballos y carruajes es más un hobby que un negocio. «Antes sí se cobraba bien, pero ahora los ingresos han caído en picado», asegura. A pesar del ambiente generalizado de cierto optimismo que inunda el Real, Jesús asegura que la Feria de este año se presenta «bastante mal, peor que la del año pasado». ¿Cuál es el indicador? Las escasas reservas que se están registrando, incluso a pocos días de que comience la fiesta. «Años atrás teníamos ya reservas para dos o tres días, ahora casi ninguna», subraya. Muy diferente fue la Semana Santa, que «ha sido espléndida» por las buenas temperaturas y la gran afluencia de turistas, que apostaron por esta opción tan cómoda para conocer la ciudad. Para llevar un coche de caballos a la Feria es necesario pagar una tasa al Ayuntamiento, además de disponer de seguros en regla tanto para las monturas como para los enganches. A pesar de algunas imágenes impropias que se ven el Real, Jesús considera que no hay maltrato hacia este animal en el recinto. «En el Rocío sí sufren más, ya que los caminos son largos, hay arena y se hace más duro». En la Feria, no obstante, «andan despacio, te paras, te tomas una cerveza, charlas con los amigos y luego ya estás de vuelta a la cochera». Sin embargo, sí necesitan unos cuidados especiales para que aguanten las altas temperaturas sin que desfallezcan. «Los alimentamos con hierba fresca, recién cogida, además de avena y cebada». Además, se hacen trenzas, se prenden lazos y se colocan cascabeles para dar más sonoridad a sus paseos. «Tal y como hacen las mujeres cuando se visten de flamenca», sostiene. Incluso se les pintan los cascos con una pomada especial para que estén relucientes. Una adecuada alimentación e hidratación contribuyen a una vida sana, lo que remarca la fortaleza en los días de más afluencia de clientes. El aseo también es importante. Jesús asegura que el baño tiene que ser diario, puesto que duermen «sueltos en la cuadra y, si se refriegan por los excrementos, huelen». El cambio de herradura también es una tarea fundamental en los cuidados. Según Jesús, se debe hacer cada 45 días, tal y como marca la ley, ya que el crecimiento natural del caballo obliga a esta operación. Los cocheros y los caballistas particulares están obligados a tener los caballos en perfecto estado durante la Feria. La propia Policía Local puede multar a los dueños de estos animales si éstos presentan síntomas de flaqueza o de pocos cuidados. «Se han dado casos de que los agentes no han dejado entrar a caballos porque estaban cojos o demasiado delgados. La verdad es que todos estamos muy concienciados con este tema, ya que si te dan un tirón de orejas, al siguiente año procuras ponerle remedio». Por ello, Jesús recomienda tratar a un caballo «igual o mejor que a tu propia pareja o hijos». El consumo de alcohol de cocheros y caballistas es un asunto espinoso que se sigue dando en el Real de Los Remedios, que incluso se sanciona por parte de la Policía. Jesús es tajante sobre este tema: «No se debe beber al volante ni subido a un caballo, por tu propia seguridad, la del animal y la de los viandantes». Se han dado casos de accidentes, aunque la mayoría provocados porque un equino se había desbocado. En este punto, Jesús plantea una reivindicación al Ayuntamiento, al objeto de facilitar la labor de los cocheros de servicio público. «Debería facilitarnos el acceso por la calle Asunción», asegura, al tiempo que critica los «excesivos controles» en las inmediaciones del parque de los Príncipes y la glorieta de Juan Pablo II. «Realizamos un servicio público, del que se beneficia la ciudad en general», subraya. Una Feria sin caballos sería algo impensable para este joven cochero, que va más allá al señalar que Sevilla «no sería la misma sin los coches de caballos». «Hay días en los que llueve mucho y te da tristeza ir a la plaza Virgen de los Reyes y contemplar que no hay allí ningún caballo. Forman parte del paisaje urbano, están íntimamente unidos a la ciudad», sostiene. Además, contrariamente a lo que se piensa, los mayores clientes provienen del resto de España, y no son extranjeros atraídos por la proyección internacional de de este medio de transporte. «Sobre todo, contratan nuestros servicios los madrileños y catalanes, los de fuera rara vez hacen uso de nuestros servicios», manifiesta.

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