Los críticos de IU no quieren desaparecer del mapa por mucho que las asambleas no sean hasta otoño. Quieren mantener vivo en Andalucía un bloque de resistencia contra el núcleo duro del PCE que, aunque no llegue a arrebatar la mayoría en el cónclave andaluz, es clave para frenar el asalto en Madrid .
La debacle electoral de Gaspar Llamazares el pasado 9-M hizo pensar que sus afines en Andalucía no tendrían fuerza para seguir adelante con sus planes de separar a Diego Valderas de la coordinación de IU en Andalucía. No será hasta el próximo otoño cuando se celebren las asambleas regional y federal de la federación de izquierdas, pero dirigentes críticos con Valderas -y, sobre todo, con el núcleo duro del PCE (principal partido de IU) que dirige Felipe Alcaraz- no quieren dejar de hacer ruido. Este convencimiento está detrás de la presentación que hicieron ayer los ex diputados Concha Caballero y José Cabrero de dos documentos en los que replantean el modelo organizativo y político de IU.
Buscan calentar motores para una carrera que será larga. En este sector tiene casi decidido que habrá una candidatura alternativa a la de Diego Valderas en la asamblea regional, aunque no quiere empezar a lanzar nombres hasta que no hayan medido sus fuerzas reales. Lo que sí es cierto que el mantenimiento de este bloque crítico en Andalucía es determinante para evitar el asalto que promueve el núcleo duro comunista al poder de IU en Madrid, lo que Felipe Alcaraz y los suyos llaman la salida del PCE de la "segunda clandestinidad". Las cuentas de la dirección federal de Gaspar Llamazares dicen que, con un 20% de los apoyos andaluces a sus planteamientos, la Asamblea federal se inclina en contra de los intereses del partido mayoritario.
En los textos presentados ayer los críticos piden, entre otras cosas, que los cargos públicos y orgánicos se elijan por medio de primarias "vinculante". Para lograr una "nueva construcción de la izquierda", el documento promueve que se incorporen en los órganos de dirección a personas procedentes de movimientos sociales, que "los partidos políticos no puedan imponer o promover disciplina de voto" -en clara referencia al PCA-, que la limitación de mandatos sea "obligada" y que haya unos "censos transparentes y reales". Un indicador del clima en IU es una medida incluida en el documento: "un código ético" que excluya la "descalificación" y "el ataque personal".
