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Los curriculum van por barrios

Mientras en el Distrito Casco Antiguo apenas hay un goteo de solicitantes para los contratos del decreto regional de exclusión social, en otros como Macarena las colas son inevitables

el 23 jul 2013 / 23:30 h.

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 Las trabajadoras del distrito Casco Antiguo, atendiendo ayer a un demandante de empleo. Las trabajadoras del distrito Casco Antiguo, atendiendo ayer a un demandante de empleo.

Sede del distrito Casco Antiguo en la calle Crédito, junto a la Alameda. 12.00 horas. Sólo una mujer rellena los papeles para acceder a los empleos del decreto de exclusión social puesto en marcha por la Junta y que contempla 3,29 millones de euros para que el Consistorio promueva contratos temporales a personas desfavorecidas. Sólo quienes lleven más de un año en paro, no superen 1,5 veces el Iprem o pertenezcan a familias en situación de exclusión social o en riesgo extremo podrán aspirar a las 1.098 contrataciones temporales que resultan de aplicar el decreto en Sevilla capital.

Frente a las colas de otros distritos, el del Casco Antiguo estaba tranquilo. “Ayer [por el lunes, primer día del plazo para solicitar la ayuda, que termina el día 5] recogimos 60 solicitudes y hoy llevamos la mitad”, explicaba uno de los trabajadores del organismo. De hecho, dos encargadas de recoger el papeleo no tenían a quién prestar atención. “Es un goteo constante pero no se han formado colas ni mucho menos”, reconocía una de ellas, que sin embargo sí tenía constancia de que en otros distritos, como Macarena o Cerro Amate, la situación en la primera jornada del plazo había sido la opuesta.

Una situación que se hacía evidente en la sede del distrito Macarena, ubicado en el antiguo mercado de la Barzola, apenas media hora después. Si bien las colas no daban la vuelta al edificio “como en Amate”, afirmaba uno de los vigilantes de seguridad del edificio, “hoy hemos repartido 230 números, 210 más que ayer, así que se ve que se están enterando poco a poco”.

El perfil de los habitantes de un barrio y otro es bien diferente. Macarena es uno de los que más padece el paro en la capital hispalense y cuenta con un gran número de inmigrantes entre sus vecinos. Es el caso de Patricia, ecuatoriana que vive en España desde hace 14 años y que engrosa la lista del paro desde hace cuatro y medio, los mismos que lleva viviendo en Sevilla. “Me vine a esta ciudad porque era víctima de la violencia de género. Por esta circunstancia, los tres primeros años que estuve desempleada tuve una paga, pero ya no me dan nada”, relata mientras sus dos hijos, de 11 y 10 años, la observan mientras habla. Han ido a acompañarla para ver si su travesía en el desierto sevillano se acaba gracias al decreto contra la exclusión de la Junta.

Lo mismo espera su pareja, Andrés, que lleva un año y medio sin trabajar. Este hombre de 44 años se dedicaba a la investigación comercial. Tanto uno como otra, y como la mayoría de los que abarrotaban la sede del distrito, coincidían en una cosa: su desconocimiento acerca de las posibilidades de acceder a un empleo de este decreto.

“Mi novio y yo estamos parados y venimos a informarnos sobre si cumplimos los requisitos para que nos den un trabajo”, explicaba Nerea, de 27 años, que aseguraba que ha solicitado el Plan Prepara pero que hasta ahora “no me han ingresado nada”. Algo parecido le sucedía a Eva, de 42 años, auxiliar administrativo que lleva tres años en paro. Vive con sus padres, así que los ingresos en casa proceden de sus pensiones. “En Andalucía Orienta me dijeron que me acercara, que por lo visto el trabajo era para limpiar colegios y de vigilante de seguridad, a ver si doy el perfil”, decía esperanzada.

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