Vaya por delante que debemos felicitarnos todos por la desconvocatoria de la huelga de Tussam prevista para la Feria, que deberá ser ratificada hoy en referéndum. Sin embargo, la resolución del conflicto ha hecho aflorar cuestiones que deben ser conocidas y valoradas por todos los sevillanos. La primera, que la huelga suponía un chantaje en toda regla a la ciudad de Sevilla. Una parte de los sindicatos impuso la convocatoria de los paros con el objetivo de exigir la eliminación de los expedientes abiertos por la empresa a ocho empleados que fueron pillados in fraganti por la Policía apedreando lunas de autobuses durante la huelga convocada el pasado año. Aquellos actos de vandalismo provocados a 212 autobuses le costaron a la ciudad 109.000 euros. El comité de empresa aceptó ayer la propuesta de la empresa de no despedir a los ocho empleados a cambio de consensuar una sanción, a todas luces necesaria por la brutalidad de su comportamiento. Se trata de la misma propuesta que la empresa hizo hace cinco días, por lo que, manteniendo el conflicto, han perjudicado gravemente los intereses económicos de Tussam, que dejará de ingresar los 180.000 euros que costará un servicio privado de lanzaderas desde el Charco de la Pava, amén de la pérdida de cuota de mercado y la imposibilidad de poder contratar a 40 conductores de la bolsa de empleo para cubrir este servicio. La irresponsabilidad de los ocho empleados y de un sector de los sindicatos, que han intentado doblarle la mano a la ciudad, no debe quedar sin una contundente respuesta municipal, que evite la sensación de impunidad de cara a futuros conflictos laborales en el consistorio. Es momento de dejar trabajar a los empleados de Tussam, sin olvidar la gravedad de algunos comportamientos sindicales que han supuesto ya un coste de casi 300.000 euros que tendremos que pagar todos los sevillanos.
