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Los dispositivos de búsqueda dragarán el río como última opción para encontrar a Marta

La Policía sigue convencida "al 99%" de que el cuerpo de la joven Marta del Castillo fue arrojado al río, pero después de buscarla sin éxito durante 19 días se plantea medidas tan contundentes como dragar el fondo si sigue sin aparecer. En todo caso, si el curso de la investigación revela que el cadáver puede estar en otro lugar, se buscará "donde sea".

el 15 sep 2009 / 23:33 h.

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D. Suárez / I. Comesaña

La Policía sigue convencida "al 99%" de que el cuerpo de la joven Marta del Castillo fue arrojado al río, pero después de buscarla sin éxito durante 19 días se plantea medidas tan contundentes como dragar el fondo si sigue sin aparecer. En todo caso, si el curso de la investigación revela que el cadáver puede estar en otro lugar, se buscará "donde sea".

Los responsables del dispositivo barajan nuevas posibilidades, extrañados de que, en casi tres semanas buscando por tierra, agua y aire, cientos de especialistas no hayan encontrado nada. Se plantean incluso dragar el río, removiendo la tierra del fondo hacia los laterales, por si el barro hubiera tapado no ya el cuerpo, sino sobre todo otras pruebas que deberían haber sido encontradas.

Por ejemplo, los expertos no entienden cómo han podido extraer objetos de menor tamaño que el cenicero con el que Miguel Carcaño confesó haber golpeado a Marta hasta matarla y en cambio no hallar el arma homicida. El próximo intento podría ser lanzar un señuelo similar al cenicero, atado con una tanza, para ver adónde lo lleva la corriente y si se hunde en el fondo. Igual se hizo con tres objetos que reproducían el cuerpo de Marta, aunque cada uno llegó a un punto diferente y el experimento no arrojó demasiada luz.

En todo caso, la hipótesis principal sigue siendo que Miguel, ayudado por dos amigos y con la colaboración de su hermano Javier, arrojara el cuerpo desde el puente de Camas el 24 de enero.

El jefe superior de Policía en Andalucía Occidental, Enrique Álvarez Riestra, salió ayer al paso de los insistentes rumores de que Marta pudiera no estar en el río, y confirmó en Huelva que ésa sigue siendo la tesis principal. De todos modos, añadió que si la investigación, que aún está abierta porque quedan muchas pruebas por cuadrar, apuntase hacia otro lugar, el cuerpo se buscará "donde sea, donde haga falta".

En una rueda de prensa junto al delegado del Gobierno, Juan José López Garzón, Riestra añadió que "no se descarta ninguna posibilidad porque van apareciendo datos nuevos que hay que poner en orden". Negó que se hayan reducido los efectivos que buscan el cuerpo de la joven, y explicó que se han redistribuido alejándose de las márgenes, que ya han sido recorridas "palmo a palmo cuatro veces y los profesionales consideran que allí no está". Pero no se buscará en las zonas de raíces, ya que el riesgo de que los buzos se queden enganchados es muy alto y su vida correría un gravísimo peligro.

Nuevas pruebas revelan lagunas en la confesión de Miguel. Lento, pero seguro, el análisis de las pruebas que la Policía recogió durante las tres primeras semanas arroja nuevos resultados y desvelan intrigantes lagunas. Como las falsas afirmaciones de Miguel Carcaño, que fue pareja de Marta y confesó haberla golpeado con un cenicero hasta matarla, pero mintió sobre cómo llevó el cadáver al río y cómo avisó a sus amigos para que lo ayudaran a hacerlo desaparecer: dijo que llamó a Samuel desde una cabina situada cerca de su casa, pero la Policía ha revisado el listado de llamadas de los tres teléfonos públicos del entorno, y ninguno ha registrado esa llamada.

Del mismo modo, el autor confeso del crimen aseguró siempre que el cuerpo había sido trasladado en moto, pero la versión policial mantiene, en base a las pruebas, que lo llevaron en el coche de la madre del menor implicado, conducido por Samuel.

La revisión de llamadas también ha confirmado que el hermano de Miguel, Javier, hizo tres desde su móvil en el piso de León XIII entre las 20.30 y las 20.45 horas, cuando Marta ya estaba muerta o inconsciente. La mujer de Javier testificó en el juzgado que la llamó a las 20.45 y le dijo que ya estaba esperándola en su casa, pero las localizaciones de la señal del móvil de Javier contradicen esta declaración.

Los investigadores también desconfían de la versión de Samuel, que dijo a la Policía -luego rectificó y negó ante el juez haber sabido nada- que cuando Miguel lo llamó estaba en Montequinto y viajó en autobús hasta El Prado para luego ir andando hasta la casa de Miguel en León XIII, donde se produjo la agresión. La Policía no cree que su llegada al lugar para ayudar a ocultar el cadáver fuese tan sosegada.

Además, desde el inicio no cuadran los motivos de Miguel para agredir a Marta, ya que una pelea por celos no justifica la extrema violencia de la que hablan las pruebas: en la habitación no había unas gotas de sangre, sino tanta que empapó la colcha y el suelo e incluso se transfirió a la chaqueta de Miguel.

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