La pasada semana, los periódicos publicaron una información sobre la presencia de los líderes políticos en la televisión autonómica andaluza. La fuente, un estudio de Sofres por encargo del Consejo Audiovisual de Andalucía, que no aporta ninguna novedad porque se realizan otros con cierta regularidad. No eran nuevos los resultados ni las equivocaciones que suelen repetirse en el método utilizado, salvo que en las informaciones aludidas se omitieran datos esenciales para aceptar totalmente su credibilidad.
La conclusión, que el presidente de la Junta de Andalucía aparece más en la televisión andaluza que los líderes de la oposición, exactamente igual que en la madrileña Esperanza Aguirre o en la valenciana el presidente Camps. Esa supuesta ventaja, criticada en cada comunidad por la respectiva oposición al Gobierno, deviene de los resultados electorales: el titular de cada una de ellas es noticia donde quiera que vaya, mientras que los opositores sólo lo son en determinadas ocasiones. Probablemente, éstos aparezcan más en las televisiones que los presidentes en relación con sus partidos, y es que el gran error de estos estudios es realizarlos en términos absolutos, que es la forma de rozar, cuando menos, principios y valores democráticos que afectan directamente a los buenos profesionales del medio.
Periodista
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