Los forenses que realizaron la autopsia al cadáver del bebé de 28 días que supuestamente fue asfixiado por sus padres con un trozo de papel aseguraron ayer que es "prácticamente imposible, por no decir imposible", que un niño con tan escasos días de vida pudiera tragarse por sí mismo el papel. En la segunda jornada del juicio, los médicos concluyeron que alguien tuvo que hacer "presión" hasta conseguir que la celulosa quedara alojada en la laringe.
Los dos forenses dijeron que la niña "estaba sana", pero que tenía lesiones en un párpado, una mancha violácea en la nariz y roto el frenillo superior de la boca. Luego hallaron en la laringe un cilindro de papel de 8,4 gramos "y del tamaño del pulgar de un adulto". "Ese mogollón de papel era tan grande como la cavidad de la boca de la menor y del tamaño de su lengua, por lo que fue ese trozo de papel el que le provocó la asfixia", afirmaron. "Un bebé con 28 días no tiene capacidad para ingerir elementos sólidos, por lo que alguien tuvo que empujar y hacer presión para introducir ese papel hasta la laringe", concluyeron. También hallaron etanol en la sangre de la niña, por lo que, "es probable que la madre hubiera consumido alcohol y se lo traspasara por la lactancia", todo lo cual "no quiere decir que la madre sea una alcohólica". En cuanto a la hora de la muerte, la situaron entre las 6.00 y las 6.30 horas, por lo que cuando los padres llamaron al 061, sobre las 6.45 horas, diciendo que su hija se asfixiaba, ésta ya estaba muerta.
Tras las declaraciones, la Fiscalía elevó a definitiva su petición de 20 años de cárcel para el padre por un delito de asesinato, y de 13 años por homicidio en comisión por omisión para la madre, y de manera alternativa, que se la condene a cuatro años por imprudencia. La defensa ha pedido dos años para el padre y la absolución de la madre.
