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Toros

Los grandes empresarios taurinos alertan de que el mundo del toro está en quiebra

La asociación ANOET lanza un dramático SOS, asegura que «la Fiesta se acaba» y pone en evidencia las cargas fiscales y organizativas que lastran un sector que vive su propia crisis.

el 06 nov 2014 / 12:00 h.

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El toro, centro del espectáculo, también ha acusado el panorama reduccionista que atraviesa la Fiesta. / Javier Díaz El toro, centro del espectáculo, también ha acusado el panorama reduccionista que atraviesa la Fiesta. / Javier Díaz El lamento de las empresas taurinas no es nuevo. Sí lo es la edición de esta nota coral y catastrofista que pinta un futuro muy poco halagüeño para una actividad que ha acusado como ninguna la crisis económica. La nota publicada ayer por los principales empresarios taurinos agrupados bajo las siglas de ANOET sitúa el problema como una «crisis de fondo», acuciada por la recesión económica que viene padeciendo España. La yema de la patronal taurina se ubica como «vértice en la pirámide organizativa» del negocio lo que, tal y como se explica en el documento publicado ayer, «les dota de mayor información sobre los problemas que acontecen a cada parte del todo en el espectáculo». Los empresarios –hablamos de los Pagés, los Chopera o Simón Casas, entre otros– llegan a una alarmante conclusión: «el toreo está en quiebra». Confirman así las amargas declaraciones de José Antonio Martínez Uranga, actual gestor de la plaza de toros de Las Ventas, que aventuró un recorrido muy corto al negocio de mantenerse las actuales circunstancias organizativas. Los empresarios manifiestan sentirse «agobiados por unos costes inasumibles y expuestos a la presión de unas condiciones de contratación, arrendamientos y cánones desorbitados» en las plazas que rigen, que en algunos casos son de propiedad privada, como la de la Maestranza de Sevilla, o de titularidad pública, como el coso madrileño. Esas circunstancias se estarían traduciendo en consecuencias inimaginables hace pocos años, como sería el caso de esos «concursos desiertos» o de obstáculos de todo tipo que «imposibilitan la concurrencia a las plazas más importantes del país, acompañados y lastrados por unas cargas sociales y fiscales asfixiantes». Ése es el negro panorama que pintan los empresarios taurinos que sí sorprenden al denunciar que la Fiesta se encontraría «paralizada en su evolución por un inmovilismo vestido de tradición y marginado de los medios audiovisuales». ANOET no entra a detallar «una larga lista de agresiones» que pospone para otras comunicaciones futuras pero sí recalca que «la Tauromaquia necesita con urgencia el esfuerzo de todos sus integrantes para no caer en la marginalidad». Las principales empresas entran en un terreno más resbaladizo al denunciar, de forma parabólica, el desigual reparto de pérdidas y ganancias entre todos los actores del espectáculo taurino. «Es muy lícito esperar un beneficio de la aportación de cada cual, como no lo es la pretensión de lucrarse a costa de la ruina ajena», señala la nota añadiendo que «el sector empresarial ha sobrepasado su capacidad de absorción de los costes desproporcionados del espectáculo, desde su base, las novilladas, hasta las más excelsas corridas de toros». El documento finaliza reiterando esa idea catastrofista. «La Fiesta se acaba», se vuelve a repetir a la vez que hace un llamamiento a la concienciación de los sectores implicados «con rigor y amplitud de miras». «Si no somos capaces de adaptarnos a la realidad, ésta nos devorará; en nuestras manos está que este legado no se pierda», concluye el comunicado.

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