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Caso Marta: Enésima decepción

Los huesos hallados en la escombrera de Camas son humanos pero pertenecen a varias personas, tres al menos, y tienen uno o dos siglos de antigüedad.

el 08 abr 2014 / 21:15 h.

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Labores de búsqueda de Marta del Castillo. / EFE Labores de búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo este martes. / EFE Por R. Velis y L. Blanco Del «¿Y si se encuentra el cuerpo se reabre el caso?» al «pobre familia». Uno y otro pensamiento resumen la mañana vivida ayer en las inmediaciones de la escombrera de Camas donde la noche del lunes la Policía halló restos óseos que resultaron ser humanos pero demasiado antiguos, mucho más que los cinco años que han transcurrido desde el crimen de Marta del Castillo. Los mismos que la familia lleva esperando saber dónde se encuentra el cuerpo de la joven. Una familia que ayer sufrió su enésima decepción porque, como declaró el padre, Antonio del Castillo, «después de tanto tiempo buscando, encuentran un muerto que no es el nuestro». En realidad más de uno, porque fuentes de la investigación informaron a Efe de que pertenecen al menos a tres personas y podrían tener uno o dos siglos de antigüedad. La alerta saltó a última hora de la noche del lunes, cuando tras una semana interrumpidas por la lluvia, la Policía retomó las labores de rastreo iniciadas a mediados de marzo en una parcela de 1.500 metros cuadrados acotada en una escombrera de Camas, junto a la pasarela peatonal que une el municipio con la capital. Un lugar que llevan investigando desde enero a raíz de la investigación abierta para localizar el cuerpo y los contactos que mantienen con el asesino confeso y único condenado en prisión, Miguel Carcaño, al que sometieron a un test de la verdad. Entre las distintas fotografías y frases mostradas, una de ellas referida al lugar provocó en su cerebro reacciones espontáneas. A punto de concluir la jornada del lunes, la excavadora utilizada en los trabajos por los agentes halló restos óseos que, a primera vista, eran humanos, según le comunicó la Policía a los padres de Marta. Dada la hora del hallazgo, sobre las 21.00 horas y a punto de irse la luz natural, una vez acordonada la zona y tras personarse en el lugar hasta seis patrulleros, la Policía decidió dejar un dispositivo de vigilancia hasta retomar los trabajos por la mañana con la presencia de la Policía Científica, los forenses y el juez de Instrucción número 4, Francisco de Asís, que mantiene abierta una pieza separada del caso para la búsqueda del cuerpo. Desde primera hora de la mañana, la Policía mantuvo la zona acordonada y desvió a los numerosos peatones y ciclistas que usan la pasarela por un camino paralelo. Sacaron «varios huesos grandes y pequeños aparentemente humanos», que se fueron «limpiando, catalogando y empaquetando» para preservar la cadena de custodia en un laboratorio móvil instalado en la zona antes de su envío al Instituto de Medicina Legal. Se trataba en su mayoría de fragmentos de huesos largos muy fracturados, pertenecientes, al menos, a tres personas. No se hallaron trozos de ropa u otros objetos. La familia no fue requerida para identificar nada in situ. Con una cautela especial fruto de la polémica causada tras los errores del caso Bretón –en el que los restos identificados inicialmente como de animales resultaron ser de los pequeños Ruth y José–, se fue concretando que los primeros análisis sobre el terreno confirmaban que eran huesos humanos. Si bien la salida de los restos en dirección al Instituto de Medicina Legal, al filo de las 14.00 de la tarde, coincidió con el comunicado oficial del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) confirmando que «los restos óseos hallados en el escombrera de Camas no son los de Marta del Castillo» ya que «tienen una antigüedad incompatible con los de la joven». Y es que los primeros análisis apuntan a uno o dos siglos de antigüedad y los investigadores creen que fueron trasladados a la escombrera desde otro lugar, posiblemente al ser hallados en los movimientos de tierra para alguna obra con el objetivo de que no se parara. La familia de la joven, que por consejo de la Policía no acudió esta vez al sitio mientras se realizaban los trabajos –solo el abuelo, José Antonio Casanueva, se acercó a primera hora de la mañana, al igual que hizo en la madrugada de ayer nada más conocer la noticia por los medios y tras no localizar a su hija y yerno–, no pudo reprimir su decepción tras el «jarro de agua fría». «Tenemos una suerte... ahora encuentran un muerto que no es el nuestro», lamentó el padre en declaraciones a Europa Press . Pese a la cautela mantenida, ya que el propio abuelo reconoció durante la jornada que aunque los huesos parecían humanos estaban «preparados para todo y no podemos lanzar las campanas al aire», el mazazo fue inevitable. «El colmo de la mala suerte, encontrar restos humanos y no son de Marta, esto es desesperante», lamentó Javier Casanueva –tío de Marta– en twitter. El padre se remitió a una comparecencia hoy junto a su esposa, Eva Casanueva, al no tener fuerzas para atender a todos, si bien en su cuenta en la red social –y antes de conocer la antigüedad de los huesos– llegó a desear que «aunque la alegría no haya sido nuestra, espero que para otra familia lo sea y con esto hayan encontrado a su familiar». Lo que sí trasladaron tanto el abuelo como el padre de la joven, desaparecida el 24 de enero de 2009 y de cuyo crimen y paradero el asesino confeso ha dado varias versiones, es su deseo de que la Policía no abandone la búsqueda. De momento, seguirá trabajando en la zona ya que hay una parcela que se tiene previsto rastrear a fondo y esa parte del terreno se va a peinar completa. De hecho, ayer al mediodía, cuando los restos encontrados fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, se marcharon los forenses de este centro y los desplazados desde la Unidad central de identificación y de coordinación operativa de la Policía Científica de Madrid, además de los de Sevilla, así como la comisión judicial –integrada por el juez, el secretario judicial y el fiscal–. Pero los agentes de la Policía Judicial se quedaron en el lugar y desde la misma tarde retomaron las labores de rastreo. La búsqueda en esta escombrera de Camas comenzó a mediados de marzo, si bien desde enero la Policía investigaba el emplazamiento a raíz de la revisión de todo el sumario y de las conversaciones periódicos que en todo este tiempo mantienen con Carcaño, que cumple 21 años de cárcel por el crimen. Fueron estas pesquisas las que llevaron a la Policía a pedir que se sometiera a la prueba neurológica P300, conocida como el test de la verdad, que analiza las reacciones de cerebro ante estímulos en forma de imágenes. Carcaño aceptó voluntariamente someterse al test, practicado el 6 de marzo en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, a donde fue trasladado desde la cárcel de Herrera del Real (Ciudad Real) en la que cumplía condena desde septiembre tras pasar la primera parte de su pena en la prisión de Morón de la Frontera. Tras tener los resultados, que revelaron que el cerebro de Carcaño reaccionó ante una frase relativa a este lugar, la Policía pidió su traslado a la cárcel de Sevilla, a la que llegó el 13 de marzo y donde aún continúa. En este tiempo, los agentes le han llevado varias veces al lugar. Precisamente el emplazamiento en cuestión, del que en estos días se retirado toneladas de residuos para poder excavar en la tierra, se encuentra junto a la pasarela peatonal que une Camas y Sevilla desde la que, en su primera versión tras su detención hace cinco años, Miguel Carcaño aseguró haber arrojado al río el cuerpo de Marta ayudado por Francisco Javier García El Cuco, el entonces menor condenado a tres años por encubrimiento y ya en libertad. Éste a su vez señaló que les ayudaron también Samuel Benítez y el hermano de Carcaño, Javier Delgado, ambos absueltos junto a la novia de éste, María García. Después vendrían nuevas versiones que pasaron por el cuerpo arrojado a un contenedor junto al piso de Carcaño en el que Marta fue asesinada, zanjas y pozos cercanos a Camas o la finca Majaloba en La Rinconada. Hasta ahora, en ninguno de esos sitios se habían hallado huesos humanos. De ahí que en esta ocasión, la decepción haya sido especialmente frustrante.

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