Los mayores elogios para el también secretario general saliente del PSOE andaluz fueron de Borbolla. "Después de hoy, la dirección del PSOE será heredera del periodo más brillante de la historia del PSOE-A", arrancó, directo. "Su labor de Gobierno ha sido la más transformadora de Andalucía", insistía. Ninguna otra comunidad en el mundo, dijo, iguala el progreso de los últimos 30 años experimentado en Andalucía.
Dos hitos marcan estos años: el 28F, la conquista de los "sectores populares" sobre las "clases dominantes", con el partido tirando del pueblo, y la reforma estatutaria, de 2001 a 2007, que convirtió a Andalucía en "fiel de la balanza de la construcción del Estado".
Los padres del primer Estatuto (confesó, sincero) no creían en esa reforma, pero Chaves demostró su "necesidad". "Queda claro que no hay recetarios ni modelo cerrado, sino que hay que estar despiertos para inventarlo todo otra vez, y en esas estamos", dijo.
Cuando soplan malos tiempos, hay que agarrarse al ingenio y, sobre todo, al "compromiso". "Tenemos que ser merecedores del respeto, el afecto, la cercanía de la gente, por favor [hasta tres veces lo repitió]. No lo vais a tener fácil, pero confío en vosotros", trasladó a un aforo repleto de delegados socialistas. Un silencio de reflexión, profundo, vino después, y luego el aplauso.
Antes que Borbolla intervino el "joven" Escuredo (así lo llamó el secretario del PSOE sevilla y presidente de la Mesa del Congreso José Antonio Viera), con un recuerdo para Chaves y su familia que, como el primer presidente preautonómico Plácido Fernández Viagas, dijo, han pasado por las "injurias" y el "acoso" de sus opositores. "¿Sabéis una noticia? El PSOE andaluz va a ganar las próximas elecciones", animó de inicio, mitinero. "Y las va a ganar porque con coraje y corazón va a afrontar los retos desde su capacidad económica, técnica y política", enfatizó.
A los suyos los llamó a preservar los derechos sociales conquistados frente a la "vieja y rancia" concepción liberal, porque ése es el camino del progresismo y porque es una "renuncia intolerable" para cualquier socialista, pero los alertó seriamente de los peligros del anquilosamiento.
Recuerden el 28F, les vino a decir, porque "hay que mirar de nuevo a los ojos de la gente". "No vale ampararse en el burladero del partido ni en el calor del despacho. Es el tiempo de la calle", reclamó Escuredo visceral, casi enfadado. Es el tiempo, insistió, "de los valientes", del municipalismo como servicio y de la política como "herramienta" de proximidad, porque alejarse de la vida es un "error" que debe corregirse de inmediato.
Al ya nuevo secretario general, José Antonio Griñán, le pidió un ruego particular: que "no le dé tregua ni cuartel" a las "calumnias" del PP, que haga "verdad" y que "levante la bandera del acuerdo" para mostrar que, lo primero, son los intereses de los andaluces. "Por higiene democrática, deberían usar bidones de lejía, que hasta aquí llega el hedor de Gürtel", bramó. Por los pasillos, al final, a Escuredo y a Borbolla les hacían casi reverencias.
