"Estamos ante una oportunidad histórica para dotar a Los Remedios de unos equipamientos y una expansión imprescindibles". Son palabras del delegado del Distrito, Joaquín Díaz (PSOE), quien ante el inminente cierre de Altadis hace presión para que el barrio pueda sacar tajada.
"Estoy achuchando para que revierta a manos municipales una buena porción del terreno que hasta ahora ha venido ocupando la tabaquera", explica Díaz, consciente de que la coyuntura puede ser propicia para que al fin el barrio vea colmadas sus expectativas en lo que a equipamientos socioculturales se refiere.
Pero sabe que habrá de hilar fino y que deberá ser paciente porque cualquier actuación propuesta pasa por una negociación con la empresa, que sigue siendo la titular de tan codiciada bolsa de suelo. Y que conste que tal negociación igual no es todo lo rápida o desahogada que cabría esperar, máxime si se tiene en cuenta que el propio Ayuntamiento, a través de Urbanismo, ha blindado desde su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) cualquier hipotético intento de Altadis de solicitar una recalificación del solar, limitando así considerablemente los beneficios que podría reportarle su posible venta a una promotora.
En efecto, las conversaciones entre la compañía y Urbanismo están en punto muerto pese al inminente cierre de la fábrica y su consiguiente abandono. Según el PGOU, ese suelo no podrá tener uso residencial porque se le ha respetado su carácter industrial singular, lo que preconiza que su futuro pasa por mantener un cariz industrial o, a lo sumo, por albergar oficinas públicas o alguna infraestructura igualmente pública. Y en cualquier caso, cualquier opción de nuevo cuño habrá de ser pactada con Altadis -como se ha hecho con la reserva del 10% más próximo al río para su integración en el paseo fluvial previsto-.
