Toros

Los toros de Juan Pedro revientan la clausura

El ganado sentenció negativamente el festejo estrella del ciclo otoñal. La plaza se había llenado al reclamo de Morante de la Puebla y El Juli.

el 29 sep 2013 / 22:05 h.

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PLAZA DE LA REAL MAESTRANZA DE SEVILLA Ganado: Se lidiaron seis astados de la casa Domecq Morenés abiertos en los hierros de Juan Pedro Domecq -los cuatro primeros, incluyendo el sobrero que hizo tercero- y Parladé, que se lidiaron en quinto y sexto lugar. Ofensivos y bien hechos, dieron un pésimo juego global por parados e inútiles para la lidia. Se dejaron algo más el tercero y el sexto. Matadores: Morante de la Puebla, de malva y oro, silencio y silencio. Julián López El Juli, de púrpura y oro, silencio y silencio. Alejandro Talavante, de añil y oro, palmas tras leve petición y silencio. Incidencias: La plaza se llenó por completo en tarde entoldada y de buena temperatura. Destacó el varilarguero Tulio Salguero picando al tercero. TERCERA CORRIDA DE LA FERIA SAN MIGUELA toro pasado es fácil tirar de demagogia taurina. La corrida de Juan Pedro Domecq fue un auténtico desastre, sí. Un disparatado petardo que echó por tierra la grandísima expectación que había llenado la plaza de la Maestranza, todos los restaurantes del Arenal y hasta había congregado ese retén de guardia formado por los pertinaces antitaurinos que no quieren saber nada de la libertad de los demás para disfrutar con un espectáculo que muy pronto será declarado Patrimonio Histórico Artístico de España. Con ese griterio consentido -diez contra docemil- comenzó un espectáculo que nunca fue tal. Y el primer toro de Juan Pedro dio la medida del resto del encierro. Buenas hechuras;generosidad en las defensas y puntas afiladas. Pero nada más. Con ese material había tres consecuencias inmediatas: los de siempre se frotaban las manos para añadir estrofas a su mensaje apocalíptico y enredarse en su bucle melancólico; los verdaderos aficionados lamentaban no encontrar material idóneo para gozar con dos toreros -hablamos de Morante y El Juli- en la cima de sus respectivas carreras; y el gran público -el que más hay que cuidar- se aburría, sin más. En medio de ese panorama poco más se puede contar. Morante se estiró a la verónica al recibir al primer toro de ese pésimo encierro arrancando la mayor parte de los pocos, poquísimos, oles que se oyeron en toda la tarde. Con esos cinco o seis lampreazos logró callar a la señora del megáfono. Y no hubo más. Ahí se acabó todo el contenido de un festejo que en ese momento entró en el sumidero a borbotones. El diestro de La Puebla escenificó con ese aninal un tercio de varas algo teatral que no pudo ocultar el cartón piedra del decorado que había detrás. Pero el toro de los Domecq Morenés iba a cantar en la lidia que andaba de media actividad. No tenía ni un solo pase y a Morante no le quedó más remedio que abreviar en espera de tiempos mejores. Pero el cuarto repitió idéntico comportamiento. A esas alturas del festejo el público que abarrotaba la plaza de la Real Maestranza andaba con la mosca detrás de la oreja, y con razón. ¿Qué quieren que les cuente? Ese bicho llegó a la muleta a la defensiva, muerto en vida, sin pasar en la muleta de Morante para certificar la magnitud del desastre. El segundo en discordia era el amo de esto. El Juli había compartido con Morante y Talavante la elegante ovación de bienvenida que le había tributado el público despuésde romperse el paseíllo. No hay que olvidar que el madrileño retornaba a la misma plaza en la que había sido gravemente herido después de alzarse como triunfador absoluto de la Feria de Abril en la apabullante demostración del Domingo de Resurrección. Nos quedamos con las ganas de verlo en sazón con esa corrida de Miura que permitió otras cumbres. Sabiéndose esperado, brindó con prisas el segundo de la tarde, al que había lanceado a pies juntos con cierto sabor. Tardo y soso, esperando a su matador con la cara alta, el toro tomaba la muleta al paso, enterándose del panorama. Sólo quedaba echarlo abajo y así lo hizo El Juli, de medio espadazo tendido. Cuando salió el quinto, ya había comenzado el proceso de canonización del santo público sevillano. El madrileño se volvió a mostrar templado y solvente con el percal pero al primer picotazo se paró el de Juan Pedro anunciando que tampoco estaba dispuesto a salirse de la media. Esperó en banderillas y puso en algún apuro a Santi Acevedo. Cuando El Juli tomó la muleta sabía que tenía delante otro plomo. Se puso y lo intentó pero aquello era ya el colmo del desproposito. Otra media a capón ponía fin al derribo. El caso es que en medio de la deblacle hubo dos toros que medio se dejaron. Uno de ellos fue el sobrero que salió en tercer lugar que iba a tocar, claro está, al tercer espada del cartel. Para Alejandro Talavante fue ese reserva que medio se movió de aquí para allá permiténdole hilvanar una faena de trazo deslavazado, de escasa compostura y nula exposición después de recibirlo con más medias que enteras. Dentro del trasteo hubo alguna serie más ajustadita que otras y aunque le llegaron a tocar ¡Manolete! la faena sólo elevó verdaderamente el tono en dos derechazos y un trincherazo con sabor. Para algunos -que suerte tiene este tío- era sufiente para pedir una orejita de circunstancias que no se sostenía ni con el buen espadazo con el que finiquitó a su enemigo. Pero como es habitual, las hadas andaban pendientes de este desconcertante matador extremeño que volvió a sortear otro animal que, por lo menos, no se paró. Lo recibió con un frito variado de delantales y chicuelinas pero el astado salió claudicando de los caballos. Viendo que el personal andaba por agradar le brindó su muerte desde los medios pero la faena no volvió a pasar de un fajo de pases en los que sobraron tirones y muñecazos. Aburridos toro, torero y público lo echó abajo como pudo. Ahí se acabó el desastre pero también concluyó este corto abono sevillano de los tiempos de la crisis. Los tres matadores de ayer aún matarán un novillo en Sevilla -posiblemente junto a El Cid, Manzanares y Lama de Góngora- a beneficio de una buena causa. Será el próximo 12 de octubre y el cartel oficial -que se ha hecho querer- se presentará hoy mismo. El pescado está más que vendido.

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