Cultura

"Los tres temas fundamentales son el amor, la muerte y el fútbol"

Santiago Roncagliolo se reencuentra con Félix Chacaltana, el antihéroe de su novela ‘Abril Rojo’, en un nuevo ‘thriller’ que tiene como telón de fondo el mundial de Argentina del año 1978.

el 26 may 2014 / 10:55 h.

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El peruano Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) es de esos autores que rehúyen las etiquetas fáciles. Tras el éxito de su novela Pudor, llevada al cine, y sobre todo de Abril rojo, que obtuvo el premio Alfaguara, ha despistado novela tras a novela a todos los críticos que trataban de encasillarlo. Su última obra, La pena máxima, no ha sido menos impredecible: contra todo pronóstico, ha querido reencontrarse de nuevo con el protagonista de Abril rojo, el metódico Félix Chacaltana. Santiago Roncagliolo regresó a Sevilla para presentar su última novela. / Foto: J.M. Paisano Santiago Roncagliolo regresó a Sevilla para presentar su última novela. / Foto: J.M. Paisano «Yo había decidido no volver sobre él, porque el éxito de Abril rojo fue gigantesco y eso implica que todo el mundo quiere que hagas una y otra vez el mismo libro», recuerda. «He hecho desde entonces cosas muy distintas, hasta que me encontré con la historia de Joaquín Calvo, un hombre que nace en una guerra, muere en otra, y ambas son en el fondo la misma guerra. Pero no sabía cómo contarla, nada me funcionaba. En ese momento se me apareció Chacaltana y me dijo: seamos honestos, ¿quién estaba allí en el año 78, quién puede contar esto? Me devolvió el punto de vista cercano que necesitaba, y me permitió que Calvo muriera en la página 15». El telón de fondo de esta trama no es otro que el Mundial de fútbol de Argentina del año 1978. «Quería un gran escenario. Yo suelo usar metáforas muy visuales, y el fútbol es el espectáculo masivo por excelencia. Por otro lado, la dictadura argentina trató de manipular el mundial para vender el país, y eso podía aportar aspectos interesantes a la trama. Además, fue el Mundial en el que Perú hizo el mejor papel de su historia. Siempre caemos eliminados antes de cuartos, pero a pesar de todo la gente sigue creyendo. Tal vez sea esa la esencia del fútbol», comenta. Aunque no se considera especialmente futbolero, Roncagliolo reconoce que «lo dejé y he vuelto. Llegué a identificar el fútbol con una época muy deprimente de mi juventud, mi país era un desastre, mis padres se estaban separando, y lo único bueno de mi vida era el Atlético Lima, que ese mismo año sufrió un accidente de avión en el que murieron todos los jugadores... No volví a mostrar interés por este deporte hasta que me afinqué en Madrid y me dejé seducir por la publicidad del Atlético, aquella del Mono Burgos saliendo de la alcantarilla. Y bueno, cuando España ganó el Mundial de Sudáfrica, me sorprendí vociferando delante del televisor, y supe que había vuelto. Yo nunca había ganado nada, pero aprendí que ganar está muy bien». Para abordar La pena máxima, Roncagliolo releyó Abril rojo con el fin de no cometer errore, pues la trama de esta nueva entrega se sitúa doce años antes. «Tenía que hablar de la mujer que lo abandonó, de esa madre que había muerto y que tiene mucho que ver con su obsesión por el orden, de su padre y su oscuro pasado», recuerda. «Por otro lado, me di cuenta de que Abril rojo era realmente rojo: es pura sangre y vísceras. La pena máxima es más psicológica, sigue siendo una novela oscura pero está mucho más contenida», asegura. Y prosigue: «Chacaltana es ese personaje que pierde la inocencia en cada novela. En esta, incluso dos veces. Es un poco como América Latina, que ha perdido la inocencia como treinta veces: siempre nos despertamos a lo bruto después de haber creído en cosas maravillosas. Tal vez la historia de la Humanidad sea una larga pérdida de la inocencia», agrega el novelista. En este sentido, Roncagliolo ubica la violencia de la trama entre la Guerra Civil española y América Latina, lo que le da pie a plantear una reflexión: «Para nosotros, al otro lado del océano, España ha sido siempre un modelo. Nos enseñó cómo pasar de una dictadura a la democracia, a ganar dinero y llevarse bien», explica. «Pero en los últimos años, Perú, Argentina y Chile han juzgado a culpables de crímenes y atentados contra los Derechos Humanos, han abierto museos de la memoria y comisiones de investigación, y España no. Es raro, porque fue España la que cazó a Pinochet, y ahora es una jueza argentina la que viene a investigar... Sea como fuere, me parece triste que mucha gente no pueda saber dónde está enterrado su padre o su abuelo». Con Chacaltana, Santiago Roncagliolo se ha reencontrado con su propia escritura. «Si iba a seguir escribiendo, tenía que tratar de recuperar el espíritu del principio, cuando estaba solo en mi cuarto y nadie sabía que escribía», apostilla. Y tras el misterio de La pena máxima, queda otro en el aire: ¿cómo será la próxima novela del peruano?

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