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Los tres tenores (y la soprano)

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Hotel Triana. 15 de septiembre de 2012. Cante: Luis El Zambo, La Macanita, El Torta, José Méndez, Antonio Malena. Baile: Mª del Mar Moreno, Tía Curra, Tía Yoya. Palmas: Chícharo, El Bo, Tío Gregorio. Guitarras: Diego del Morao, Manuel Parrilla, Pepe del Morao. Entrada: Aforo completo.

el 16 sep 2012 / 21:14 h.

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El Torta, entre El Zambo y José Méndez, el pasado sábado en el Hotel Triana.

Decía Carlos Lencero, a propósito de un cantaor de Jerez, que su arte se hacía cada día, como el pan. Hasta el mejor maestro artesano puede producir un churro frío y chiguato o una delicia, de ahí que cada recital sea un suceso único e irrepetible. El de este sábado en el Hotel Triana, más que pan, fue una obra maestra de la confitería.

Ya en la ronda de tonás se hizo patente que El Torta iba a marcar la pauta de la noche. Como Leonard Cohen entre Manhattan y Berlín, el de La Plazuela venía de poner a sus pies la Fiesta de la Bulería de Jerez, y llegó dispuesto a conquistar Sevilla a toda costa. No tuvo que insistir mucho, porque a las primeras de cambio logró que un escalofrío recorriera la corrala de punta a punta y el respetable se mostrara dispuesto a regalarle las llaves de la Giralda si seguía por esa vereda.

"¿Quién va a cantar después de El Torta?", se preguntó alguien entre el público. Sucede a menudo que un cantaor en estado de gracia anule a sus compañeros, los acompleje, los aplaste. En otras ocasiones, se produce el efecto contrario, se produce la estimulación colectiva y un sano contagio hace que los demás saquen también lo mejor de sí mismos.
A la citada pregunta, Luis el Zambo pareció responder con un quejío telúrico: "Después de El Torta canto yo". Y cómo lo hizo. Si el monstruo de Fernando Terremoto tiene hoy un heredero natural, ése es él. José Méndez, dueño de una voz más dulce y menos temperamental, parecía más rezagado, hasta que acabó de romper en el paso de los tientos a los tangos y ya no se apeó de la nube en toda la noche. Era el que faltaba para completar los tres tenores. Con quien muchos no contaban era con la soprano del cartel, Tomasa La Macanita, que no quiso perderse el festival y bordó de pie unas bulerías que supieron a brandy gran reserva. Faltó, si acaso, que el baile se exigiera algo más, aunque la pincelada final de Tía Curra y Tía Yoya fue para espolvorearla encima de un bizcocho. Se habla mucho, y con razón, del compás de Jerez, pero lo de la otra noche fue algo distinto, ajeno a los metrónomos. Por un momento, en la sombra de la seguiriya o en la llama crepitante de los fandangos, pareció que el flujo natural del tiempo se alteraba, como contaba Cortázar en El Perseguidor y luego adaptó Quiñones para su Miguel Pantalón. Yo quisiera que Stephen Hawking explicara cómo es posible desafiar de ese modo la disciplina de los relojes, y en su defecto que lo hiciera Rafael de Paula, que algo sabe de eso. Al término de las bulerías, el público no pidió más porque estaba ahíto de duende. Lección para los flamencos de la vanguardia huera: cuando el pan está así de bueno y crujiente, no hace falta ni meterle relleno. Lo difícil, claro, es hacerlo.

 

Hotel Triana. 15 de septiembre de 2012. Cante: Luis El Zambo, La Macanita, El Torta, José Méndez, Antonio Malena. Baile: Mª del Mar Moreno, Tía Curra, Tía Yoya. Palmas: Chícharo, El Bo, Tío Gregorio. Guitarras: Diego del Morao, Manuel Parrilla, Pepe del Morao. Entrada: Aforo completo.

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