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Los vecinos de San Diego piden cerrar las bolsas de aparcamientos de residentes

Recuerdan que fue una promesa de Zoido pero que “todo sigue igual”. Explican que el libre acceso trae coches discotecas, ruidos y vandalismo.

el 31 jul 2013 / 23:30 h.

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Los vecinos de San Diego llevan años reclamando el vallado de los aparcamientos del barrio.  / José Manuel Cabello Los vecinos de San Diego llevan años reclamando el vallado de los aparcamientos del barrio. / José Manuel Cabello Los vecinos de San Diego llevan años pidiendo un cerramiento que nunca llega. Estando Juan Ignacio Zoido (PP) en la oposición, visitó varias veces el barrio y “en más de una ocasión” prometió a los residentes ayudar a vallar esta zona de estacionamiento privado. Dos años después de su llegada a la Alcaldía, la situación no ha variado y “todo sigue igual”. Los propietarios de la Intercomunidad de San Diego 4-5 Fase están molestos porque no se han producido avances en estos parkings en superficie que se extienden entre los bloques de pisos. Ello ha derivado en los últimos meses, según relatan, en un aumento del vandalismo, la suciedad y los ruidos al poder acceder a la zona vehículos ajenos a la barriada. La portavoz vecinal, Ángela Ponce, explica que han solicitado por escrito a Urbanismo la licencia pertinente para acometer las obras de cerramiento en base a lo que les prometió Zoido, pero que, “de momento” no han conseguido nada al respecto. Atrapados en esta encrucijada, reclaman ahora la intervención directa del alcalde para solventar una situación en la que se ven involucradas más de 450 plazas de aparcamientos de residentes de San Diego. “Nos tienen que dar una solución. Se está agotando nuestra paciencia”, avisan. Los problemas, prosiguen con su denuncia, se agravan los fines de semana, cuando entran allí todo tipo de coches y protagonizan situaciones que ponen en riesgo el descanso y la salud de los vecinos: “Desde la noche del jueves es horroroso. Vienen y aparcan los coches discotecas a todo volumen, se concentran jóvenes consumiendo alcohol en la vía pública, organizan botellonas en nuestras plazoletas y, al final de la noche, atentan contra nuestros árboles y portales”, señala Ponce, que justifica de esta manera la necesidad “urgente” de poner vallas a “este conflicto de convivencia”. Pero no es solo eso. A diario tienen que competir con vecinos de zonas colindantes para lograr una plaza de aparcamiento. Eso y sortear cualquier conflicto que pueda terminar afectando a la intercomunidad: “Hace unos meses el seguro tuvo que hacer frente el arreglo del coche a una vecina, que ni era de aquí, ni su coche se había siniestrado en nuestro aparcamiento como decía”. Esta reivindicación histórica tiene como telón de fondo la problemática lucha público-privada que se da en esta zona, donde los vecinos costean el mantenimiento de las zonas verdes y “de manera puntual” actúa Lipasam. “Si nos dicen que es privado para determinadas cosas, como la poda de árboles, por qué no nos dejan que cerremos nuestros aparcamientos. Además en alguna ocasión incluso nos han asegurado que si nos dan la licencia, nos quitan el alumbrado viario, lo único que paga el Ayuntamiento”.

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