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Lugo renuncia a su sueldo de jefe de Estado durante su investidura

Paraguay afronta con ilusión su futuro tras las promesas que realizó ayer su flamante presidente en su toma de posesión, el ex obispo Fernando Lugo. Este sacerdote adelantó que realizará una gestión austera -renuncia a su sueldo de presidente- y que luchará contra la corrupción. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 09:59 h.

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Paraguay afronta con ilusión su futuro tras las promesas que realizó ayer su flamante presidente en su toma de posesión, el ex obispo Fernando Lugo. Este sacerdote adelantó que realizará una gestión austera -renuncia a su sueldo de presidente- y que luchará contra la corrupción.

Fernando Lugo fue tajante al asegurar que será "implacable" en la lucha contra la corrupción y prometió situar a su país entre las democracias consolidadas del mundo. "Hoy termina la historia de un Paraguay", expresó Lugo en su discurso de investidura, para afirmar seguidamente que las nuevas autoridades que gobernarán hasta 2013 "serán implacables con los ladrones de su pueblo".

Lugo, de 57 años, se emocionó varias veces durante su alocución, seguida en la explanada del Congreso por varios miles de personas, entre ellas nueve presidentes extranjeros y el príncipe Felipe de Borbón.

"No existen instituciones corruptas sino funcionarios que se corrompen", expresó Lugo, quien sucedió en el cargo a Nicanor Duarte tras poner fin a una hegemonía de 61 años del Partido Colorado con su victoria en los comicios generales del 20 de abril pasado.

Destacó que su llegada al poder, al frente de una coalición de amplia base ideológica, supone "el cambio, la oportunidad" de Paraguay "para asumir la copropiedad del proceso que no requiere otra cosa que producir aportes". "Un signo de este tiempo nuevo será la austeridad" para evitar el "despilfarro", aseveró el presidente, quien afirmó que no necesita dinero, que no entró en la política para enriquecerse y que renunciará a su sueldo de jefe de Estado, que equivale a unos 2.700 euros.

Añadió que entre las tareas de su Gobierno, que asumió también ayer sus funciones, se impone el reto de "derrotar el secretismo estatal y hacer que las instituciones rindan cuentas" y recordó que como pastor de la Iglesia optó "por aquellos que están expuestos a la exclusión y la miseria". "Renuncio a vivir en un país donde unos no duermen porque tienen miedo y otros no duermen porque tienen hambre", insistió. Lugo, que nunca lleva corbata, fue durante poco más de una década obispo de San Pedro, la región más conflictiva y pobre del país. En 2005 abandonó ese cargo y en diciembre del año 2006 renunció a su estado clerical para dedicarse a la política.

El nuevo presidente paraguayo también prometió llevar a este país "de la interminable transición" a una "incorporación plena al universo de democracias consolidadas en el mundo". "Obedientes al mandato acudiremos ante nuestros pares" para negociar mejores beneficios para el país, señaló en alusión a las demandas de mejores condiciones para Paraguay en proyectos energéticos con Argentina y Brasil que enarboló como eje de su campaña.

Lugo considera que Paraguay debería recibir mayores beneficios del aprovechamiento conjunto de las hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá, que posee conjuntamente con Brasil y Argentina, respectivamente.

Popularidad. Lugo, tras seis décadas de dominio del Partido Colorado, tiene una popularidad del 93%, según una encuesta que publicó el diario asunceno Abc Color.

De acuerdo al sondeo elaborado por la empresa First Análisis y Estudios, el 93% de los encuestados tiene una opinión "muy buena" del nuevo presidente, sólo un 2,4% "mala o muy mala", y el 3,9% no tiene "ninguna". Del nuevo gabinete, de quien los paraguayos tienen mejor opinión es del ministro de Interior, Rafael Fillizzola.

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