Local

Madre María de la Purísima y Santa Ángela ya reposan juntas

La urna la ha diseñado el arquitecto Rafael Manzano

el 14 sep 2010 / 20:22 h.

TAGS:

La urna de la nueva beata, encrustada en la pared.

Los restos mortales de Madre María de la Purísima (Madrid, 1926 / Sevilla, 1998) ya reposan junto a Santa Ángela. Casi doce años después de su muerte, el cuerpo de la séptima superiora general de las Hermanas de la Cruz fue trasladado ayer a la misma capilla donde desde 1982 se venera a la fundadora de la Compañía.


En una ceremonia estrictamente privada, presidida por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, el ataúd con el cuerpo "momificado" de la nueva beata fue trasladado a primera hora de la tarde a su nueva ubicación, la urna túmulo diseñada por el arquitecto Rafael Manzano en la pared derecha de la capilla de Santa Ángela.


El ataúd que contenía el cuerpo de la que fue Madre General de la Congregación durante 22 años, entre 1977 y 1998, fue depositado en una urna de cristal y latón que ha sido ejecutada por el taller de los orfebres Seco-Velasco, los hermanos Jerónimo y Nino, siguiendo la misma línea estética del túmulo donde se venera el cuerpo incorrupto de Madre Angelita.


Según explica Rafael Manzano, responsable de la construcción y decoración de la capilla en 1982, la urna de la nueva beata está incrustada en el muro derecho del altar y "tiene más de relicario que de urna funeraria". Su única decoración consiste en unas molduras de latón rematadas tanto en las esquinas como en el centro por tres cabezas de querubines, para cuya ejecución "se han copiado los modelos de los angelotes del altar de plata de Laureano de Pina", detalla el arquitecto.


El ataúd de madera que contiene su cuerpo no podrá ser visto por los fieles que acudan a venerarla, ya que el cristal de la urna está oculto por una tela en su interior.
Previamente a su depósito en la capilla de Santa Ángela, se celebró la liturgia de la palabra en la capilla de los Dolores del convento, con el féretro de la nueva beata dispuesto en el centro.


Después de unas palabras del arzobispo sobre Madre María de la Purísima, se procedió a la firma ante notario de un acta que certificaba que los restos allí presentes correspondían a los de María Isabel Salvat Romero, nombre seglar de la que luego sería superiora de las Hermanas de la Cruz. El documento, introducido en un cilindro metálico que fue sellado posteriormente con una soldadura por los orfebres Seco-Velasco, fue introducido en el sencillo ataúd que cobija sus restos. El féretro fue cerrado con llave y precintado con dos cintas de seda roja y con un lacre con el sello arzobispal.


Completado este proceso, se formó una procesión encabezada por religiosas de las Hermanas de la Cruz cantando plegarias, a las que seguían las superioras del convento portando el féretro de la nueva beata.


Detrás del féretro se situaron los sacerdotes asistentes -entre otros el vicario general de la Archidiócesis y vicepostulador de la causa, Teodoro León, el delegado diocesano para la beatificación, Luis Rueda, y el postulador de la causa, el capuchino Alfonso Ramírez- y el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo.


Cerrando la comitiva se encontraban los familiares allegados a la nueva beata y los seglares invitados a la ceremonia, entre otros el presidente del Consejo de Cofradías, Adolfo Arenas, o la periodista Gloria Gamito.


Una vez en la capilla de Santa Ángela, se procedió a la bendición del nuevo sepulcro y, después de que las religiosas cantaran el himno de Madre María de la Purísima, las superioras de la congregación introdujeron finalmente el féretro en la urna diseñada por Rafael Manzano.

Pasito del Valle. El pasito de la hermandad del Valle en el que cada Jueves Santo esta Archicofradía porta la reliquia de la Santa Espina en su estación de penitencia servirá el próximo sábado para llevar en procesión las reliquias de la nueva beata, que habrán de colocarse en el presbiterio del altar una vez que se pronuncie la fórmula de beatificación.

Según señaló a este periódico el delegado diocesano para la beatificación de Madre María de la Purísima, el canónigo Luis Rueda, la reliquia en cuestión corresponde a un trozo de hueso de un dedo de una mano de la nueva beata.La reliquia figurará en un relicario realizado para la ocasión en el taller de orfebrería de los Seco-Velasco. El pasito será portado en andas por cuatro religiosas de la Compañía de la Cruz.  

  • 1