Los chicos y chicas de Operación Triunfo pasaron por Mairena del Aljarafe el sábado noche, donde la ganadora de esta sexta edición, Virginia Maestro, reside. Por ello, se esperaba una especial acogida, y aunque las mayores ovaciones y aplausos se las llevó ésta, el recinto sólo alcanzó algo más de media entrada.
Había grandes colas horas antes, e incluso algunas tiendas de campaña apostadas en la puerta. Y no era por falta de entradas, ya que la taquilla seguía vendiendo momentos antes del espectáculo, a 20 euros como precio único para todas las edades. Más bien era el fenómeno fan que quería hacerse con las primeras filas.
El umbral de las quinceañeras se veía superado por edades muy cortas. Y como acompañantes, familias al completo. El producto Operación Triunfo tiene tirón, aunque su vida se reduzca al inicio de una nueva entrega. También alguna cara conocida se dejó ver, entre ellas, la del políticamente incorrecto Risto Mejide, con sus características y omnipresentes gafas de sol, pese a que el concierto era nocturno.
Aunque el espectáculo comenzó casi en hora, los fans apretujados en las primeras filas se mostraban ansiosos, y tras algunos amagos de las luces que elevaron los gritos, por fin salieron los esperados triunfitos. Primero los chicos y luego las chicas.
El primer tema del repertorio era un anuncio de lo que sería la noche y la filosofía del programa en su sexta edición, Let me entertain you. Luego se fueron sucediendo las combinaciones, duetos, solistas, tríos?interpretando grandes temas de la música para todas las edades y gustos, aunque a veces fuera inevitable añorar el original.
La ganadora Virginia apareció sola en la cuarta interpretación del mítico tema de Jeanette Por qué te vas. Los gritos y aplausos se elevaban cuando aparecía, al igual que ocurría con Pablo o Chipper. Este último ofrecía una de las mejores voces en el escenario siempre y cuando no interpretase en español, un idioma que aún se le resiste.
Al fondo del recinto, los padres hacían la cobertura a sus hijos, aunque también se divertían vocalizando las letras con una ligero ritmo de caderas. Y como en todo concierto, tiendas de merchandising vendiendo camisetas o pósters. Ya en el exterior, algunos jóvenes se colgaban de las vallas intentando curiosear que ocurría dentro.
