El plazo para matricularse en un colegio empieza mañana y dura todo marzo. Sólo tienen que hacerlo las familias que inscriben por vez primera a sus hijos, la mayoría con la edad obligatoria para entrar en Primaria (6 años). Pero la demanda en Infantil también crece, pese a ser voluntaria, porque el niño que entra con 3 años asegura su plaza en el mismo colegio hasta acabar Primaria.
Esta escolarización va a ser muy distinta a la del año pasado. Los criterios de prioridad para conseguir plaza en un colegio no han cambiado (ver cuadro), pero sí lo ha hecho el terreno de juego, y eso lo va a alterar todo. El reparto de plazas depende de un mapa que divide la ciudad en áreas de influencia o distritos escolares. Cada zona oferta un determinado número de escuelas públicas y concertadas. Y, desde mañana, cada familia tiene que saber cuál es su distrito para elegir el colegio de su hijo (ver infografía).
En teoría, siempre se tendrá más posibilidades al optar por el centro más próximo. Pero antes, cuanto más cercano estaba el colegio del domicilio, más garantías había de conseguir plaza. Y ahora la proximidad es un requisito menos prioritario, más relativo.
Educación ha eliminado las subzonas que parcelaban los grandes distritos. Así que a los padres les va a dar lo mismo que su casa esté junto al colegio o que éste se encuentre a 6 kilómetros, siempre que la escuela esté dentro de los límites de su zona. Como las distancias se han difuminado dentro de las grandes zonas, el domicilio familiar, que es el criterio que más puntúa en el baremo (10 puntos), ha quedado neutralizado. Así que el desempate entre dos niños que opten a un mismo colegio se producirá a través de otros criterios, como el número de hermanos en el centro, o que sus padres trabajen en la escuela, o tener familia numerosa o monoparental, o por la renta anual...
De todas maneras, es preciso aclarar que el baremo escolar se usa sólo para desempatar en caso de que no haya plazas para todos en un colegio. Y esto, a pesar del ruido mediático que provocan diez o 12 centros concertados cada año, no es la norma general. Más del 90% de los niños que pide una plaza en Sevilla consigue entrar en el colegio que ha elegido, según fuentes de Educación.
La cercanía. El mapa escolar de Sevilla está dividido en 10 grandes distritos escolares. Algunos son pequeños, y la distancia entre los dos colegios más alejados entre sí es de dos kilómetros. Otros, en cambio, abarcan una superficie más grande (hasta seis kilómetros), y sin embargo la prioridad para lograr plaza es exactamente la misma. Si una familia vive en Nervión, tendrá 10 puntos para optar a un colegio de su barrio, y 6 puntos para pedir una plaza en un distrito colindante, como el Centro o San Pablo.
Oferta y demanda. La administración debe planificar el reparto equilibrado de plazas entre la población escolar prevista en cada distrito. En una zona no puede haber más niños que puestos escolares. Pero eso es sólo la teoría con la que trabaja Educación. Cuando las familias salen de sus distritos buscando plazas en colegios que, a priori, no les corresponden por cercanía, la escolarización se vuelve caótica.
El año pasado, más de 700 familias solicitaron plaza en colegios donde no tenían ni un solo punto en el baremo escolar. Dejaban semivacíos los colegios de sus barrios y reventaban la demanda en otras escuelas. A pesar de la previsión y del deseo de los padres por lograr plaza en un colegio concreto, el desequilibrio entre la oferta y la demanda difícilmente puede gestionarse a priori. Esto también tiene que ver con la fiebre por meter a los niños en ciertos colegios concertados.
Nadie puede evitar que 400 críos pidan un colegio donde sólo se ofertan 50 plazas. En el impreso de matrícula, hay que anotar una segunda, tercera y cuarta opción, por si acaso, y recordar que al perder la primera opción, se tiene menos posibilidades para la segunda y la tercera.
Distritos complicados. Históricamente, los distritos con más problemas de escolarización son: Nervión, porque es el más poblado, debido al gran número de niños que se sirven del domicilio laboral de sus padres; el Centro, porque es el más extenso (llega hasta San Jerónimo). La oferta de colegios públicos es muy reducida allí, y la competencia por un concertado muy reñida, lo cual obliga a reubicar a muchos niños del centro en colegios de Macarena; y por último Triana-Los Remedios, porque absorbe a todos los hijos de los trabajadores de la Cartuja (25.000), y además Los Remedios es un barrio en el que no existen colegios públicos cercanos.
