Cultura

Manzanares saca petróleo y corta una oreja de peso en Málaga

El primer toro corneó en el muslo a un banderillero de Enrique Ponce.

el 17 ago 2010 / 19:22 h.

La sobresaltada corrida de Juan Pedro Domecq en Málaga deja de momento a un torero en la enfermería y a otro cerca de ella, puesto que también Manzanares sufrió una fea voltereta, afortunadamente sin consecuencias, según informa el portal Burladero.com.
El banderillero Alejandro Escobar, de la cuadrilla de Enrique Ponce, resultó corneado en el muslo izquierdo por el primer toro de Juan Pedro Domecq.


El subalterno perdió pie cuando trataba de parar al toro y quedó a merced del astado que, cuando trataba de levantarse el torero de plata, lo cazó en la extremidad propinándole dos cornadas de las que le operaron de inmediato. Con él ya son dos los banderilleros que en apenas unos días han debido pasar por el quirófano, aunque el caso de Luis Mariscal, corneado de máxima gravedad en Sevilla, en la Maestranza, en la corrida tradicional de la Virgen de los Reyes el pasado domingo.


El toro, momentos después de herir al banderillero en Málaga, fue devuelto a los corrales. El sobrero de la ganadería titular fue un toro soso, flojo y descastado. Ponce lo ayudó y lo pasó con aseo, manteniéndolo.


Morante de La Puebla, el segundo de la terna, se estiró con el capote y cuajó distinguidos lances al segundo Juan Pedro Domecq. Fue lo único que pudo hacer, porque el toro apenas duró una tanda en la muleta y contra eso, poco quedó.


Lo de Manzanares sí tuvo peso e importancia con un toro sin clase ni fondo ni casta de Juan Pedro Domecq. El alicantino, pese a ello, quiso y arriesgó. No volvió la cara y aguantó las dudas del toro, que le medía y le costaba pasar.


Tragó con lo que había José María Manzanares y terminó pagándolo con una fea voltereta mientras intentaba abrochar la serie con un pase de pecho.


Se le quedó el toro, no se inmutó el torero y terminó por los aires. Como se dice, por fortuna no tuvo consecuencias y sí el reconocimiento del público. La contundente estocada precedió a la fuerte petición. La suya fue una oreja a ley.

  • 1