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Marta y Miguel se niegan a desaparecer de Tuenti

El portal de contactos Tuenti, una red virtual que permite conocer a gente nueva e interelacionarte con varios amigos a la vez a través de sus ordenadores, borró ayer tres de los perfiles más consultados por los internautas en la última semana: el de Marta del Castillo, la chica asesinada y arrojada al río, el de Miguel Carcaño, su ex novio y asesino confeso, y el de Javi G.M., un menor que está acusado de ayudar a sus amigos Miguel y Samuel, a transportar el cadáver.

el 15 sep 2009 / 22:57 h.

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D.C./ I.C.

El portal de contactos Tuenti, una red virtual que permite conocer a gente nueva e interelacionarte con varios amigos a la vez a través de sus ordenadores, borró ayer tres de los perfiles más consultados por los internautas en la última semana: el de Marta del Castillo, la chica asesinada y arrojada al río, el de Miguel Carcaño, su ex novio y asesino confeso, y el de Javi G.M., un menor, de 15 años, que está acusado de ayudar a sus amigos, Miguel y Samuel, a transportar el cadáver en el coche de su madre y arrojarlo desde lo alto del puente de Camas.

Los responsables de Tuenti han eliminado los tres perfiles a petición de la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, con objeto de "preservar el derecho a la intimidad y el honor personal y familiar de esos menores". Sin embargo, la medida parece más voluntarista que efectiva. Tuenti se alimenta de cientos, miles de contactos entrelazados y las conversaciones y mensajes que se envían unos a otros quedan grabados sine die.

El Correo accedió al perfil de una amiga de Marta (con su permiso) y a través de ella tuvo acceso a 300 fotos de la chica, la mayoría compartiendo escenario con Miguel, Samuel y Javi, y a numerosas conversaciones entre ellos y su grupo de amigos. Unas están fechadas antes del asesinato de la niña -donde Marta bromea con Samuel o recuerda la fiesta que hicieron todos en el piso de Miguel- y otras son posteriores, como en la que Samuel le pide a Marta que vuelva a casa.

Toda esta información gráfica y escrita a la que accede El Correo no es más que una mínima parte de lo que sigue agarrado a la red social. Cuando alguien es invitada a un círculo de amigos en Tuenti, éste entra con sus propios amigos, y así crece y crece la malla social, de forma que uno puede hablar con su compañero del colegio y con el primo de éste, que vive en la otra punta del país. Por eso, hay gente de Navarra, de Málaga o de Alicante, que nunca vio ni habló con Marta del Castillo, pero que tenía fotos y comentarios suyos gracias a que ambos tenían a un amigo común.

Con la investigación abierta y el secreto de sumario cerrado, esos adolescentes, que juegan con el ordenador desde sus dormitorios y se envían mensajes de madrugada, han recuperado esos viejos mensajes, a los que no prestaron atención hace cuatro meses, y que ahora tienen un valor morboso para el público y puede que útil para la Policía.

No en vano, Tuenti está colaborando con los agentes en la recuperación de ciertas conversaciones entre la víctima y los acusados que pueden contribuir a reconstruir las relaciones que había entre ellos y la posibilidad de que haya más implicados que supieran lo que ocurrió aquella noche.

La cara más sorprendente de este crimen es que los sospechosos eran unos críos que siguieron hablando entre ellos incluso después de la muerte de Marta, como si Tuenti fuera un mundo ajeno a la realidad de sus vidas. Dejaron un rastro que se les volvió en contra, cuando todos los anónimos internautas se volvieron testigos invisibles de lo que decían. Conscientes de que manejan información privilegiada, ayer se dieron el aviso de que iban a retirar los perfiles de Marta y Miguel, y se conjuraron para guardar todas sus fotos.

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