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Más de doce horas de saludos a la Blanca Paloma

Cerca de la medianoche concluyó el acto más largo de la romería. La Matriz trabaja en una remodelación que deben estudiar las filiales.

el 11 jun 2011 / 20:25 h.

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Los romeros de Triana alzan al aire sus sombreros en señal de fiesta durante la presentación ayer del Simpecado de la hermandad de Triana ante la Virgen de El Rocío.

Doce horas duró el acto de presentación de las hermandades , el más largo de la Romería del Rocío. Las 108 filiales -con la incorporación de San Antonio de Portmary - se presentaron ayer ante la Blanca Paloma, cada una con su Simpecado, para, como canta Triana, "decirte que te queremos otra vez, volver a besar tus plantas otra vez y cantar ante tu mirada".

Doce horas que vivieron a pie y, buena parte, a pleno sol, los miembros de la junta de gobierno de la hermandad Matriz . Doce horas que muestran año tras año cómo crece la devoción rociera pero que reclaman, a la par, un cambio. El presidente de la corporación almonteña, José Joaquín Gil Cabrera, aseguraba hace unos días en una entrevista en este periódico que ya tienen pensado cómo afrontar las presentaciones de modo que la romería pueda seguir creciendo y que las casi 50 asociaciones que aguardan el reconocimiento como filial vean pronto cumplido su sueño. Ahora queda estudiarlo con las hermandades.

Mientras que llega ese cambio, que ya tendrá que ser en el mandato de un nuevo presidente de la Matriz, ayer comenzó el acto a las doce del mediodía con el rezo del Ángelus y unas palabras de despedida de José Joaquín Gil, para quien estos ocho años "que he pasado junto a la Virgen han sido maravillosos", trabajando "en pro de la devoción y del proyecto divino".

La primera en pasar, en estricto orden de antigüedad, fue la hermandad de Villamanrique. No sin cierta polémica por una riña entre un peregrino manriqueño y uno de los responsables de organización almonteño, la Más Antigua se presentó ante la Virgen del Rocío. "Cada hermandad es diferente y Villamanrique entra con todos sus peregrinos agarrados a la carreta y a los bueyes", explicaba Susana a otro almonteño, de modo que como quieren subir todos sin dejar su sitio no hay espacio suficiente. Pero nada, "no es nada", insistían los manriqueños, pese a que ya no pudieron disfrutar igual de este anhelado encuentro recién llegados del camino. Sin embargo, los priostes se habían afanado para que la carreta luciera limpia y con flores nuevas. Rosas y gerveras rojas y azucenas blancas adornaban el Simpecado, que lleva, en el primer varal, un lazo negro en señal de luto por la muerte del maestro tamborilero Juan Estenaza, el viernes en el pueblo.

Con mucha más calma, pasó Pilas y, a continuación, Bollullos par del Condado, la filial número 30, junto a su madrina, La Palma, con motivo del 75 aniversario fundacional. Si resulta difícil a veces que una carreta pueda llegar hasta la puerta, que lo hagan dos juntas es ya espectacular y la eclosión de alegría, en forma de palmas, cantos y lágrimas, contagiosa. Un auxiliar de La Palma extendió en el suelo una alfombra para que sus bueyes se arrodillaran ante la Reina de las Marismas. Para los de Moguer, era un gran cojín acolchado.

Pronto llegó el momento más esperado para el público que se congregó en torno a la puerta principal del santuario. Los tamborileros de Triana ya tocaban el "Aquí estamos otra vez..." anticipando a sus cientos de peregrinos. Los caballistas volvían a sus animales para que también rindieran pleitesía a la Señora. Peregrinos delante y detrás de la carreta y a los lados. "Es la más bonita", aseguraba una señora apoyada en una de las vallas de protección. Los peregrinos que antecedían a la carreta de plata le fueron haciendo un pasillo para cantar justo en el encuentro frente a frente entre el Simpecado y la Virgen del Rocío. "Ya está aquí Triana, ya está aquí Triana, Triana, Triana", gritaban al unísono. El Simpecado se fue, pero los peregrinos, cubiertos completamente de polvo, pues acababan de entrar en la aldea después de haber hecho noche en Palacio, siguieron pasando, una gran marea que cantaba con los sombreros y varas en alto y que lograron romper la barrera de almonteños para llegar hasta la misma puerta de la ermita. Les siguieron las carretas tiradas por bueyes: "Lleva pasando casi tres cuartos de hora", comentaba uno de los organizadores de la Matriz. Y es que Triana es mucha Triana.

Sin embargo, tras el almuerzo, muchos de sus peregrinos, como Miguel Ángel, Noelia, José Antonio e Irene regresaban a Sevilla en coche. El lunes volverán a ver a la Virgen y para hacer el camino de vuelta con la hermandad.

Se presentó Umbrete, adornado todo con gladiolos y cintas de color blanco. Le siguió Coria, que lucía un lazo blanco en su varal "por los niños no nacidos". Los abanicos eran entonces imprescindibles y las botellas de agua fría circulaban a gran velocidad entre la representación de la Matriz. Eran cerca de las 15 horas cuando llegó Huelva, que rivaliza -y gana- con Triana en número de caballistas y peregrinos. Aunque se despidieron con el tradicional: "¡Huelva, Huelva!" con palmas en alto, este año prefirieron: "¡Rocío, Rocío, Rocío!"

El momento más importante de la jornada para la ibicenca hermandad de San Antonio de Portamary se produjo cerca de las 19 horas. Por primera vez, con el título de filial, se presentaba ante la Blanca Paloma. Su nueva carreta subió sin problemas la rampa de la puerta a la par de la de su madrina, Villalba del Alcor.

Hora y media después pasaron, una detrás de otra, las hermandades del Cerro del Águila y Sevilla Sur, ambas celebran esta romería el 25 aniversario fundacional y quisieron hacer una presentación especial. Todavía faltaban más de 30 filiales por saludar a la Virgen.

Terminado el acto, la hermandad de Almonte, que había empezado el día con una misa a las 11.00 horas en el santuario, recorrió, rezando el Rosario, el mismo camino que mañana hará la Virgen en procesión.

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