Juan Mayorga, uno de los dramaturgos más destacados del panorama actual en España, pasa revista en La tortuga de Darwin a los dos últimos siglos de acontecer europeo, contemplándolos a través de los ojos de una tortuga, Harriet, pasajera del buque Beagle a su regreso a Inglaterra tras el periplo naturalista de Charles Darwin en el siglo XIX. La antropomorfización es, junto con el interés por los fracasos de la Historia, una de las constantes del dramaturgo madrileño, que ha utilizado también el recurso de los animales humanizados en exitosas obras anteriores como Palabra de perro, Últimas palabras de Copito de Nieve y La paz perpetua.
En el texto que se esceneficará hoy y mañana en el Teatro Central a cargo de la compañía Teatro del Cruce, el autor resume la especie humana y consigue momentos muy divertidos. La dirección de Ernesto Caballero los potencia con la ayuda de cuatro eficaces intérpretes encabezados por una Carmen Machi transmutada en convincente Harriet, hasta el punto de que, probablemente, ninguno de los espectadores pueda a partir de ahora contemplar una tortuga sin pensar en esta estupenda actriz.
Carmen Machi, conocida por el gran público gracias a la serie Aida pero despojada en esta ocasión del nefasto sello de las series televisivas, da cuerpo a esa tortuga adormilada en ocasiones y vivísima otras, que tras conocer a los humanos desea volver con sus congéneres. Según las críticas cosechadas tras su estreno en Madrid, le dará mucha gloria esta tortuga a Carmen Machi, como se la dará también a Juan Mayorga, Premio Nacional de Teatro y premio Max 2008 como dramaturgo y adaptador.
En cuanto al texto, como siempre que Mayorga anda por medio, es ingenioso, inteligente y entretenido, moviéndose entre el humor y el drama. Pretende, además, ofrecer una visión a ras del suelo de las atrocidades que jalonan la historia europea más reciente, y que viene a concluir que el ser humano, si acaso, ha involucionado.
En todo caso, lo seguro es que merece la pena disfrutar de esas casi dos horas en compañía de la vieja Harriet, la tortuga sabia que ha sobrevivido a 11 papas y a 35 presidentes norteamericanos, a dos guerras mundiales, a la Revolución de Octubre y a la Perestroika.
