Al oír el nombre de Katherine Heigl es inevitable no asociarlo a la exitosa serie de televisión, que actualmente emite Cuatro, Anatomía de Grey, algo que, como afirmó la actriz ayer en Madrid, le preocupa, porque no quiere encasillarse en su papel de la doctora Izzie Stevens.
"Sí me preocupa encasillarme en Anatomía de Grey y sí me planteo dejar en algún momento la serie", afirmó a su paso por Madrid para promocionar 27 vestidos, una comedia romántica en la que da vida a Jane, una chica "romántica y honesta", que siempre ha dado su vida por los de- más. Es, además de la fiel adjunta de su jefe (Edward Burns), del que está locamente enamorada, la encargada de preparar las bodas de sus amigas, convirtiéndose en la eterna dama de honor.
La actriz, que tuvo su primer papel protagonista junto a Gerard Depardieu en Mi padre ¡Qué ligue!, ha trabajado junto a Steven Segal en Alerta máxima 2 o a las órdenes de Steven Soderbergh en El rey de la colina, explicó que empezó de muy joven en la televisión (ahora tiene 29 años) y este medio ha cambiado mucho.
"Antes, la televisión era un hermano menor, pero hoy se considera una red de seguridad para la carrera de los actores", señaló. Es por ello que considera que dejar la pequeña pantalla es una decisión "muy dura", sobre todo cuando le debe todo a Anatomía de Grey, después de que en 2007 consiguiese un premio Emmy. "Sí me planteo si estar en la serie tres años más puede afectarme a la hora de hacer otros papeles", subrayó Heigl, que como espectadora entiende que extrañe ver a "una estrella" de la tele en otro papel en cine.
Pero el "tirón" televisivo también puede traer consigo que su público vaya a verla al cine. Para ello, dijo elegir guiones que le emocionen y le hagan reír. "Los diálogos son fundamentales y el género de comedia debe ser orgánico, honesto y divertido, además de tener una historia divertida", agregó Heigl.
