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Mel tiene una doble espina clavada con Pamplona

Vuelve al escenario de la derrota más increíble del año pasado y visita al equipo que lo fichó en 1987... y lo dejó sin jugar.

el 15 oct 2012 / 19:55 h.

El cromo de Pepe Mel como jugador de Osasuna en la 87-88.

El Betis visita a Osasuna el domingo. El partido empieza a las 19.45 horas y será transmitido por Canal+Liga y Gol T. Pero eso no es lo importante. Más lo es que el conjunto verdiblanco defienda su cuarta posición en la Liga, un bonito reto para Pepe Mel, que también tiene lo suyo con este viaje. Porque ir a Pamplona también es importante para el míster madrileño. La capital navarra, ciudad bella donde las haya, es sin embargo un quebradero de cabeza y un par de malos recuerdos para el ahora técnico verdiblanco. El primero y más reciente, la increíble derrota del año pasado. El segundo y más lejano, su frustrante paso por el club rojillo en la temporada 87-88.

Mel fichó por Osasuna en el verano de 1987. Tenía 24 años y era su primera salida importante tras su paso por la cantera del Real Madrid y una cesión puntual en el Alcalá, en Segunda B. El 27 de julio de aquel año, el madrileño fue presentado en Tajonar y se presentó de la siguiente guisa:"He rechazado ofertas del Racing, el Sabadell y el Elche. He elegido Osasuna porque se trata de un club muy bien considerado. Puedo triunfar", pronosticó.

No fue así, sino más bien lo contrario. El fiasco se fraguó durante la pretemporada. El delantero sufrió una lesión importante nada más comenzar a trabajar con su nuevo equipo y la Liga partió para él en inferioridad de condiciones, sin el mismo nivel que sus compañeros. Y lo pagó. El entrenador, Pedro Mari Zabalza, no llegó a darle ni un solo minuto. Si acaso, lo incluyó en alguna convocatoria y para de contar.

En diciembre, cansado de aquel ostracismo interminable, Mel vio cómo lo llamaba el Castellón y aceptó su oferta para ir a jugar en Segunda División. La decisión fue de lo más acertada, ya que al año siguiente se proclamó pichichi de la categoría de plata y consiguió la atención del Betis. En Pamplona, dicho sea de paso, su ausencia fue aprovechada por Osasuna para dar un hueco a un joven delantero que venía despuntando con fuerza en el Promesas: Ziganda.

Tan fugaz paso por Osasuna, de todas formas, no provocó ningún jaleo. Es más, Mel dijo que lo habían tratado "fenomenal" y sólo puso un pero: "No me han dejado demostrar si algo o no para Osasuna, pero los resultados están siendo buenos. Es tiempo y dinero perdidos, aunque aún puedo recuperarlos", dijo. Por su parte, Zabalza elogió a Mel: "Ha tenido un comportamiento excelente a pesar de no entrar en el equipo", comentó.

La otra espina de Mel en Pamplona es el increíble partido jugado allí el 4 de diciembre de 2011. Es verdad que la primera parte del Betis , con cinco defensas por cierto, fue tremenda por mala, pero la segunda fue quizá la mejor de todo el curso. Sin embargo, ganó Osasuna con una falta directa de Nekounam en el descuento. Más tarde, el técnico confesó que aquella noche dio por hecho que sería despedido del Betis. Al día siguiente, en cambio, Miguel Guillén dijo en la estación de Santa Justa que Mel seguiría siendo el entrenador del equipo hasta el final de la temporada. Y así fue. Unos días más tarde, el Betis venció al Valencia con dos goles en el tiempo extra y Mel sobrevivió.

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