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Deportes

Mel y la plantilla firman la paz en el Villamarín

El técnico y sus jugadores alcanzan una tregua tras la polémica provocada por el partido de Copa.

el 15 dic 2011 / 12:20 h.

Pepe Mel camina delante de algunos de sus jugadores.
La tormenta desatada en el Betis por lo ocurrido en el partido de Copa del Rey ante el Córdoba y, sobre todo, por lo acaecido después va amainando poco a poco. Pepe Mel, que encendió el fuego con sus duras críticas a los futbolistas en la sala de prensa del Nuevo Arcángel, se reunió ayer con la plantilla en el estadio y, al igual que hizo en el campo cordobesista, trató con los profesionales los errores cometidos entonces y el jaleo posterior. El técnico charló tanto con el grupo en sí como individualmente con algunos de los jugadores cuyo rendimiento en el partido del martes no le convenció en absoluto, entre ellos Jorge Molina, como es natural, y la conclusión fue que más vale firmar la paz y tirar hacia delante que alimentar las llamas de la discordia.

La unidad del vestuario y la sintonía entre el técnico y los futbolistas, además, tienen raíces tan sólidas que una simple polémica no va a acabar con ella. La coyuntura no es la más oportuna, después de un encuentro cuyo resultado además no es irreversible, pero esta plantilla es muy sana y la solución, además de ser la más pragmática, estaba cantada. Más si cabe si uno de los presuntos responsables es Jorge Molina, un hombre que casi ni protesta al árbitro cuando le hacen un penalti como una catedral. El alcoyano, de hecho, fue el primero en apagar la parte del incendio que era responsabilidad suya por la derrota copera en Córdoba. "Con mis palabras de ayer no quería crear ninguna polémica, y si es lo que hice no era mi intención. Lo mejor de este equipo es la unión, tanto del cuerpo técnico como de los jugadores, y eso no lo vamos a perder", afirmaba el delantero en su cuenta de twitter minutos después de la reunión en el Villamarín.

A Molina lo siguieron luego algunos de sus compañeros en varias emisoras de la ciudad. Santa Cruz, por ejemplo, intervino en Onda Cero. "No tiene que haber separación entre jugadores y cuerpo técnico. Es duro escuchar que no tuvimos una buena actitud sobre el campo, pero un tirón de orejas nos puede hacer reaccionar. En un grupo de gente madura se puede decir a la cara que podemos dar más y no pasa nada; no lastima a nadie, al contrario. El ambiente es bueno, pero no siempre nos hablamos como amigos. En un vestuario a veces hay que decirse las cosas de frente. No me sentí aludido por las palabras del entrenador, pero todos estamos de acuerdo en que podemos dar un poquito más".

Y en Punto Radio apareció Matilla: "Lo de Molina fue un malentendido, no quiso echar mierda al míster. El vestuario está muy unido y lleva así mucho tiempo, no va a cambiar por unas palabras o un mal partido. El míster ha hablado con todos y ha dicho qué estaba mal y qué bien. El otro día ya nos lo dijo a la cara, como debe hacer todo entrenador que ve cosas que no le gustan. Siempre ha tenido buenas palabras hacia los jugadores y el otro día decidió decírnoslo primero a nosotros y luego en la sala de prensa. Si lo hizo es porque creía que era lo mejor. No lo había hecho antes y el otro día lo creyó conveniente. Pero no se va a romper la dinámica ni la unión del grupo. No rajó, sólo dijo las cosas de una forma sincera de cara al público".

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