No está del todo claro si la canciller alemana, Ángela Mérkel, está jugando a dos bandas o es que tiene el corazón partío y no sabe muy bien por quién decidirse. Si bien es cierto que la líder alemana reconoce que se siente "más vinculada al PP" en el plano de las familias políticas y el miércoles expresó su deseo "de todo corazón" de que Rajoy tenga éxito en las elecciones, ayer matizó la gran amistad que le une a Zapatero. La canciller, en cualquier caso, espera la comprensión de Zapatero ante tan confuso dilema moral. Así, Mérkel precisó que tanto el líder del Ejecutivo español como ella saben que forman parte de "diferentes familias de partido" pese a las "relaciones amistosas" que mantienen. A esto añadió que ella tiene que aceptar que el "corazón" de Zapatero "lata más por la socialdemocracia en Alemania" y, por lo tanto, "él también tiene que aceptar" que ella se sienta "más vinculada al PP". No obstante, matizó que "aún así cooperamos con mucha amistad y ésta es nuestra señal".
Zapatero, por su parte, pareció no querer mojarse y mostró también su lado más diplomático con el fin de no enturbiar el excelente ambiente que rodeó ayer la celebración de la XXI Cumbre Bilateral entre ambos países. El presidente del Gobierno simplemente opinó que "es verdad que la canciller pensará, exactamente igual que yo, que lo mejor para España va a ser lo mejor que diga el pueblo".
En la misma onda. Para que no quepa duda de que las relaciones bilaterales son inmejorables, la canciller alemana y Zapatero acordaron iniciar una serie de proyectos conjuntos para prevenir el cambio climático. Además, junto a la política de inmigración europea, los ministros de Interior de ambos países se conjuraron para intensificar aún más la estrecha colaboración en la lucha contra el terrorismo internacional islamista.
