Cultura

Michael Jackson, el eterno aprendiz de Peter Pan

Un niño encerrado en un cuerpo de adulto y un artistazo que ha revolucionado la música. Así era Michael Jackson a grandes rasgos. Su devenir entre nosotros ha basculado entre la música y la extravagancia elevada al cubo.

el 16 sep 2009 / 04:52 h.

Felipe Villegas / Fernando Mexía (Efe)

No fue casualidad. Su refugio más íntimo llevaba por nombre Neverland, el País de Nunca Jamás para nosotros, en evocación clara a Peter Pan, el modelo vital que ha guiado sus pasos. Porque si algo envidiaba este genio de los escenarios, adinerado y rodeado del calor de sus incondicionales, era la juventud, en franca lucha contra el paso del tiempo.

Jackson era un niño atrapado en un cuerpo de adulto, un niño grande al que le encantaba rodearse de chiquillería, aunque ello le costase verse señalado como un vulgar pervertido.

Y su segunda gran excentricidad le llevó a querer renegar del color de su piel. Controvertido fue el rosario de tratamientos y operaciones a las que se sometió y esas apariciones públicas como metido en una burbuja, con una mascarilla pegada a una nariz que... Para la posteridad quedarán otras estampas como aquella vez que amenazó con arrojar a uno de sus hijos por un balcón, una prueba más de su delicado estado mental, el mismo que podría haberle llevado a un abismo del que no ha salido.

La verdad es que no se sabe bien si es ahora, con su muerte, cuando Jackson entra en el olimpo de los mitos musicales o si ya era un mito desde hacía tiempo, un mito sui generis, forjado en esos bandazos extremos entre el Jackson que hacía bailar al mundo al son de su cadera y el que no sabía muy bien qué hacer con su vida sin el mono de faena.

A pesar de que su estrella se había ido apagando durante los últimos años, especialmente desde que fue acusado de pederastia y llevado a juicio en 2005, supo mantener su legado musical intacto y alejado de las noticias que hablaban de su bancarrota y cuestionaban su moralidad.

Su pérdida ha sido el último capítulo (¿de verdad será el último?) de una vida de estrella incomprendida al que nunca dio la espalda su legión de fans.

Con su muerte, el pop queda huérfano de rey y sin un heredero claro, al igual que le ocurrió al rock cuando Elvis Presley desapareció tras sufrir un infarto en 1977 a los 42 años, los dos iconos más relevantes de la historia de la música moderna.

Famoso desde la infancia como integrante de los Jackson Five, prevalecerá en la historia por su herencia artística, en la que figuran 13 premios Grammy, el primero con 20 años. La gloria le llegaría con el disco Thriller (1982), álbum que revolucionó el pop.

La coreografía de zombis de la canción que dio nombre al LP o el tantas veces imitado paso de baile moonwalk que Jackson hizo suyo en la presentación del tema Billie Jean siguen siendo a día de hoy un referente. Y pocos son los que pueden presumir de haber vendido 750 millones de discos.

Pero volvamos al principio: si en lo musical su reinado ha sido incontestable, en lo personal la cosa ha dejado mucho que desear. Deja a tres niños huérfanos y, según algunos medios, una deuda de 500 millones de dólares. Y una muerte que se investiga como si un capítulo de CSI se tratase, es decir, con todos sus avíos.

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