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Miedos y muchas más cosas

El Sevilla se plantó en el Camp Nou con nervios, cierto complejo de inferioridad y casi nula operatividad.

el 24 nov 2014 / 10:21 h.

BARCELONA---SEVILLA-(584108 Lance del encuentro entre el FC Barcelona y el Sevilla FC disputado el pasado sábado. Foto: EFE. La resaca de la goleada encajada por el Sevilla en el Camp Nou vuelve a poner a Unai Emery en el disparadero. Ley de vida, ley de fútbol. Pero el espantoso partido realizado por el conjunto nervionense en Barcelona no debe resumirse en la fácil reflexión de que el entrenador vasco se bloquee ante los equipos grandes, aunque haya mucho de verdad en esa sentencia. Tras el ejercicio de impotencia ejecutado en Cardiff ante un Real Madrid sin rodaje alguno, el ridículo perpetrado en el Vicente Calderón y la exhibición de complejo de inferioridad demostrada el sábado en el Camp Nou señalan claramente a los jugadores, casi sin excepción. Es difícil explicar las razones que llevan a un equipo como el Sevilla, cuya base más sólida triunfó en Europa hace pocos meses, a quedar prácticamente en estado de shock cuando pisa alguno de los estadios catalogados como importantes. Porque ésa es la sensación que ha transmitido este Sevilla en el Calderón y en el Camp Nou, amén de la final de la Supercopa de Europa en Cardiff ante el Madrid. No es la ausencia de resultados positivos, aspecto que se puede aderezar (agravar) con el empate frente a un Valencia con diez jugadores (1-1) y el gatillazo en San Mamés (1-0) cuando se disponía a asaltar el liderato de la Liga frente a un Athletic en crisis y abducido por la Champions League, de la que ya está eliminado. Los dos partidos, Calderón y Camp Nou, han hecho más daño que el de dos simples derrotas, por otra parte lógicas y más que asumibles. Ha sido el cómo y no el simple hecho de perder lo que ha puesto la sospecha en este Sevilla que llegó a igualar el mejor arranque de su historia en la Liga y que en lo que llevamos de noviembre sólo ha sumado un punto, ante el Levante en casa, que obviamente supo a casi derrota. Portería. Las últimas semanas no han sido fáciles para Beto. Con el portugués ocurre algo extraño. No es un gran portero, pero no es un mal guardameta ni mucho menos. Fue clave en la consecución de la tercera Europa League y por ello es idolatrado por el sevillismo, pero realmente acumula encuentros en los que se echa en falta que dé puntos al equipo. Ante el Barcelona no tuvo culpa de la manita, pero el Celta, sin ir más lejos, triunfó en el Camp Nou porque su portero, Sergio Álvarez, paró goles cantados, cosa que no hizo el sevillista. Y no es que Beto esté distraído por su posible renovación (ya se publicó en El Decano Deportivo que el Sevilla tiene prácticamente decidido no renovarlo), es que este portero es así. Ya en el tramo inicial del curso pasado hacía auténticas locuras en muchos partidos. En cuanto se tranquilizó, completó un segundo tramo de campeonato de nota alta. Además, no tiene competencia: Barbosa no cuenta y Rico es simplemente el suplente que jugará cuando sea necesario. Defensa. Los centrales sí mantienen el nivel, más allá de fallos puntuales como que Neymar remate de cabeza en el área una falta lejana, aunque haya cometido falta previamente. No está en el eje de la zaga (Pareja-Carriço) el problema del Sevilla, que sí tiene vías de agua en los laterales. En el derecho, Coke no ha seguido su progresión de la campaña pasada y sigue teniendo defectos graves en defensa, mientras que Diogo no mejora al vallecano atrás y adolece de falta de puntería en sus subidas al ataque. En la otra banda, Tremoulinas ha dejado en el olvido a Fernando Navarro. Ahora están ambos lesionados y ni Kolo ni Diogo cubren el hueco. Centro del campo. Contra el Barcelona la elección por Banega habría tenido algo de sentido si el Sevilla no se hubiera encerrado con  descaro atrás. El argentino, que no está aportando absolutamente nada, es capaz de brillar pero en otras circunstancias. En la medular el único que es insustituible es Krychowiak, quien nunca defrauda. Mbia tiene altibajos e Iborra, ahora lesionado, nunca ha terminado de convencer a Emery. No estaría mal una reacción de la dirección deportiva en el mes de enero próximo. Ataque. Aquí el nombre propio es Carlos Bacca, quien en números sí mantiene el nivel pero que en sensaciones está demostrando que sigue lejos del mejor Bacca. Aun así es indiscutible para Unai, pese a que cuenta con dos delanteros de nivel como Aspas y Gameiro, que asoman la cabeza sólo en Europa y en la Copa. En las bandas, el técnico ha visto cómo Aleix ha echado el freno de mano, pero sigue sin hacer que Deulofeu agarre la titularidad a base de confianza y crecimiento. Ni siquiera en el Camp Nou, un día para quitarle las cadenas al catalán. El Sevilla echa en falta a Vitolo, el mejor en Barcelona, y a Reyes, aún dormido. Denis debe crecer más.

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