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Mireia Belmonte, paseo a Sevilla para 120 vueltas a la pileta en San Pablo

La estrella de la natación española asegura que, a sus 23 años, y pese a su brillantísimo palmarés aún tiene "mucho margen de mejora".

el 11 ene 2014 / 18:26 h.

MIREIA BELMONTE ATIENDE A LOS MEDIOS EN SEVILLAMireia Belmonte regresó ayer a Sevilla después de su participación en junio del año pasado en el Open Internacional Villa de Mairena. Fue una visita relámpago, sólo unas horas para participar en la fase territorial del Campeonato de España de larga distancia, que se disputaba ayer tarde en la piscina cubierta de 25 metros de San Pablo. Fue una forma de romper con la rutina del trabajo que lleva a cabo en la concentración del equipo nacional en el CAR de Sierra Nevada. Más trabajo para romper con la rutina del trabajo. Pero antes de lanzarse a la piscina para nadar 3000 metros, en poco más de media hora, ya venía con los deberes hechos. A las 7 de la mañana había despachado otros 7000 metros en la piscina del CAR. “Estos son como pececillos, nadan y nadan”, observaba un técnico de la Federación Andaluza, organizadora de la prueba en la pileta sevillana “Los seis nadadores del equipo nacional nadan 18.000 metros diarios, Mireia también, claro”, espetaba Antonio Rodríguez Leal, presidente de la FAN y vicepresidente de la Española. 18.000 metros diarios en una nadadora que tiene la base de su brillantísimo palmarés en pruebas de velocidad como los 200 mariposa o los 200 y 400 estilos, además de los 800 libre. No sólo es su extraordinaria versatilidad para la técnica, también su capacidad para romper barreras y esquemas de preparación. En el Europeo de Berlín del próximo verano volverá a afrontar siete pruebas, y es posible que incluso la prueba en aguas abiertas. En el Mundial de Barcelona del pasado verano ya lo tenía previsto, pero un error al paso de una boya le provocó la descalificación. De no ser así se hubiese lanzado también al agua en el puerto de la Ciudad Condal. “Seguimos con la misma filosofía de trabajo, que es competir en todo. Es la forma de funcionar con Mireia”, explicaba Fred Vergnoux, su entrenador, que se sentaba a su lado en la rueda de prensa que ofreció la estrella de la natación española antes de competir en San Pablo. “Fred me ha hecho mejorar mucho, no sólo en el aspecto físico, porque es evidente que estoy mucho más fuerte, sino a nivel mental, porque he hecho cosas que pensaba que no podría hacer. Y al conseguirlo, pienso que por qué no hacer esto otro, y hay una superación”, explicaba Belmonte, que dijo que en Andalucía “estoy en mi segunda casa”, dado que su padre, José Belmonte, nació en la localidad granadina de Freila, y su madre, Paqui García, en el pueblo jiennense de Huelma. “Allí, en el pueblo de mi madre, he pasado muchos veranos cuando era niña”, recordaba ayer. A sus 23 años, y después de haber reunido dos platas olímpicas, dos platas y un bronce mundialistas, dos oros, una plata y un bronce en Europeos de piscina de 50 metros, además de otras 17 medallas entre mundiales y europeos de piscina de 25 metros (12 de ellas de oro), tres récords del mundo en 800 y 400 libre en piscina corta, Mireia dice que le queda “mucho margen de mejora”. “Me falta mucho por mejorar técnicamente en el agua, y fuera también, porque psicológicamente también puedo dar mucho más de mí misma”. “Espero que me queden muchos años en la natación, y que se vea una Mireia mejor, porque disfruto mucho con lo que hago”, dijo cuestionada sobre cuándo prevé que puede llegar el cenit de su carrera. En este 2014, a medio camino del ciclo olímpico que tiene en Río de Janeiro el objetivo final, no escatimará esfuerzos y como expuso su entrenador, competirá en todo lo que se pueda competir, en el Europeo de Berlín pero también en la Copa del Mundo y en el Mundial de piscina corta de Doha en el mes de diciembre. “No hay que poner límites, ella puede nadar desde el 100 o como hoy un 3000, y en los cuatro estilos. Ella funciona así, con retos altos”, insistió Vergnoux. Después de 120 vueltas a la pileta de San Pablo en 31:58 minutos, Mireia, que repartió sonrisas y se hizo fotos con todo el que se lo pidió, cogió su mochila de vuelta a Sierra Nevada. Mañana, como todos los días, le esperan 18.000 metros en otra piscina.

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