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Morante borda el toreo en la Monumental mexicana

el 20 nov 2012 / 13:42 h.

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La víspera del día de la Revolución mexicana, Morante armó la suya propia en Insurgentes. Cinco años después de su último paseíllo en esta plaza, sin material propicio y cuando el público comenzaba a perder la fe, Morante creyó y de su fe obró el milagro de hacer embestir a un toro que se resistía a hacerlo. Los presentes tardarán en olvidar el modo en el que el genio de La Puebla reventó la plaza con la mano zurda, informa el portal taurino mundotoro.com . A otro nivel, El Zapata dio espectáculo con el cuarto y su vistosa versatilidad capotera, sus facultades en banderillas y su desmedida entrega en el último tercio le reportaron una oreja. Mauricio dejó destellos pero no llegó a redondear.

No se desplazó en el capote el quinto. Sin fijeza, sin emplearse, se fue de un picador a otro en el segundo tercio, arreando además a favor de querencia. Muy descompuesto en banderillas también, el único que no se descompuso fue Morante, de cuyo tesón surgió una gran serie con la mano zurda a mitad de faena. Se recreó el torero luego ya con el público metido y puso la plaza en pie con muletazos de trazo vertical, de gran expresión y hondura. Valió la pena la espera.

Hubo dos series más en ese son, con el público expectante, el toro escarbando y el torero aguardando el momento de presentar el engaño y esculpir cada muletazo, que provocó una catarsis en el tendido. Incluso por el derecho lo acabó metiendo en cintura. Gran faena del genio de La Puebla porque extrajo partido de un toro que sólo él vio y en el que sólo él creyó. El segundo había sido peor aún, y el milagro aquí se antojó imposible.

El Zapata es un torero con crédito, que tan pronto desempolva suertes capoteras poco usuales como incluso gesta otras fruto de su facilidad y versatilidad con el percal. Su fuerte son las banderillas, donde combina de nuevo esa frescura creativa con unas impresionantes facultades. Su primero se acabó enseguida por su medida raza y el cuarto fue apabullado en los primeros tercios, pero el torero se las ingenió para resolver con recursos muleta en mano, donde rescató además el pase del imposible. La oreja que recibió justifica su entregada tarde y da argumentos al lugar de primacía que ocupa en el escalafón.

Mauricio dejó destellos pero a pesar de su actitud no logró redondear ninguna de sus faenas. Su primero recibió poco castigo en varas y llegó a la muleta encastado y exigente. Mauricio puso empeño, logró en los primeros compases con la derecha dos series con autoridad, pero a la faena le faltó limpieza y estructura. En el sexto también hubo algún detalle de su personalidad y buen gusto pero al toro le faltó fondo y no le dejó edondear.

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