Local

Morante y Pepe Luis Vázquez: un mano a mano en la cuna del toro bravo

el 29 ago 2012 / 19:46 h.

Era una vuelta a otro tiempo, a otros modos y a otro mundo en los llanos de Utrera. El verano estaba dando la vuelta en El Toruño y la histórica placita de tientas de la familia Guardiola se quedaba pequeña para acoger a los cientos de aficionados que no quisieron perderse una ocasión histórica. El boca a boca -adobado por el altavoz de las redes sociales- había funcionado. Pepe Luis Vázquez y Morante de la Puebla alternaban mano a mano en un tentadero que no tenía nada de secreto. La cita se había organizado como un especie de ensayo general de la despedida de Pepe Luis el próximo 8 de septiembre, festividad de la Virgen de Consolación y día grande de la Feria de Utrera. La cita ya es pública y notoria: un toro de Murube para el rejoneador José Luis Cañaveral y cuatro toros de Juan Pedro Domecq para el mano a mano de los artistas sevillanos que servirá para despedir a Pepe Luis.Los toreros no podían imaginar el gentío que les esperaba en el patio empedrado de El Toruño. Allí mismo se improvisó una rueda de prensa que sirvió para poner de largo a la empresa Dorado como adjudicataria del nuevo coso de La Mulata para los próximos cuatro años. Miguel Ángel Rondino, uno de los gestores de la empresa recalcó que "el esfuerzo que se ha hecho ha tenido recompensa" haciendo un llamamiento a que "la cuna del toro bravo vuelva a ser lo que fue hace muchos años".

Morante se felicitó del buen fin del cartel: "El festejo lo merece, sobre todo por la despedida de Pepe Luis", señaló el diestro de La Puebla explicando que "hoy en día no se suele ver una tauromaquia como la suya y estar con él en su última tarde es un lujo que no me quería perder. Por eso estaré allí con él". El propio Pepe Luis Vázquez, algo abrumado por la expectación que había despertado el tentadero de El Toruño, recordó que fue precisamente en la plaza de la familia Guardiola donde dió sus primeros muletazos a una becerra -de tapia junto a Manolo González- y recibió los primeros consejos de su padre, el gran maestro de San Bernardo. Saboreando ya su despedida, Pepe Luis señaló que nunca dejaría de sentirse torero y tuvo palabras de elogio para Morante, su compañero en la última tarde, al que definió como "santo y seña del toreo clásico, de sentimiento y de pellizco y es un honor que me acompañe esa tarde".

Fiel a su personalidad, el comandante Dorado reapareció sin reprimir la satisfacción que le producía haber montado un cartel "tan de nosotros". El flamante empresario del coso utrerano explicó que "no era fácil" y señaló que el gran Pepe Luis había bromeado con él diciendo que "este niño no se despide ni de su padre". Dorado puso fin a la atípica rueda de prensa haciendo un llamamiento a la afición para llenar la plaza de La Mulata: "A ver si viene la gente, éstos cobran y a mí me queda algo para pasar el invierno". Genio y figura.

En las corraletas aguardaban unas eralas para tentar en estas fechas desacostumbradas. Pepe Luis salió ataviado con una chupita cruda y acarició sin molestar a las reses que le tocó en su turno. Morante -sombrero de alas cortas y zahones- le dio la mejor réplica. Pero hubo un último guiño a la historia, un tercer Pepe Luis adolescente -nieto del maestro- que saltó de la tapia y toreó mientras el sol se ponía.

  • 1