Moreno Bonilla llama a cerrar heridas y a renovar el PP para alcanzar la Junta

Su reto es lograr la alternancia en Andalucía y, para lograrlo, se volcará en la «calle» para contrarrestar su bajo conocimiento y el hecho de estar fuera del Parlamento

el 12 feb 2014 / 12:48 h.

Moreno_Bonilla_02«Si pudiera estrechar la mano de los ocho millones de andaluces, creo que me iría bastante bien». Así es Juan Manuel Moreno Bonilla, el único candidato a presidir el PP andaluz: un optimista convencido que desborda ilusión y que supone un soplo de aire fresco a un partido que pasa por horas muy bajas. Con una sonrisa permanente, semblante relajado, sin corbata y un discurso muy fresco alejado de los estereotipos del PP, este malagueño de 43 años, número dos del Ministerio de Sanidad, se presentó ayer públicamente en una concurridísima rueda de prensa en la que contestó preguntas a diestro y siniestro durante más de una hora. Flanqueado por los ocho presidentes provinciales –todos hombres y encorbatados– la persona elegida por el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, para tomar las riendas de una formación sumida en la zozobra, se marcó el reto de ilusionar a los suyos, recuperar la unidad y cambiar lo que haga falta para convertir al PP-A en un partido de gobierno. Minutos antes, Moreno Bonilla, que no se considera un «tapado, entregaba 9.000 avales que ha reunido en 24 horas en todas las provincias. Hacían falta solo 90, pero desde que se supo que el dedo de Rajoy lo señalaba a él, el PP andaluz, acostumbrado a cruadrarse, cerró filas con el sucesor de Juan Ignacio Zoido. Este malagueño, sin casi vida orgánica en Andalucía y con una trayectoria centrada en Madrid, tiene el camino completamente libre para liderar la organización más importante del Partido Popular. A los pocos minutos de que presentara sus avales, un comunicado desde la sede regional de San Fernando confirmaba la retirada del secretario general, José Luis Sanz, de la carrera sucesoria. Sanz, que no acompañó al malagueño en su presentación oficial –para no robarle «protagonismo», explicó Moreno Bonilla– es el gran damnificado de una sucesión plagada de errores en tiempo y forma que ha dejado al descubierto las luchas internas entre bandos enfrentados. «Aquí no ha habido vencedores y vencidos», aseguró el flamante candidato. No es cierto. Además del propio Sanz, principal víctima de este proceso, la gran derrotada es la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, quien fraguó con Zoido la operación para aupar al número dos del PP-A, una maniobra frenada en dos ocasiones por las reticencias de Rajoy a que Sanz fuera el recambio popular. La interlocución de Cospedal y Juan Manuel Moreno ha sido casi nula. Fue el vicesecretario de Organización, Carlos Floriano, quien trasladó al malagueño el lunes por la noche la bendición del presidente. En la rueda de prensa, el candidato hizo ronda de agradecimientos pero no mencionó a la secretaria general. Y a preguntas de los periodistas admitió que no había hablado con ella aunque, dijo, su relación es «magnífica». Otro que sale debilitado es el todavía líder del PP-A, que había apostado nítidamente por Sanz. Zoido, que de facto ya ha soltado el lastre de su cargo regional, negó ayer en un desayuno informativo sentirse “desautorizado” por Rajoy. Los ganadores también están claros: el bando que representa en Génova Javier Arenas, quien ha demostrado que sigue atesorando poder y decisión en Andalucía, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Moreno Bonilla era el candidato de ambos y, de forma pausada y silenciosa, se ha impuesto frente a las preferencias de Cospedal. En el PP andaluz también salen fortalecidos dos presidentes provinciales, los más críticos con la designación de Sanz: el de Cádiz, Antonio Sanz, mano derecha de Arenas; y el de Málaga, Elías Bendodo, amigo íntimo de Moreno Bonilla y su gran valedor. Ayer ninguno podía –ni quería– ocultar el orgullo de su victoria. Después de la marcha atrás elegante y generosa de Sanz, el reto más urgente que tiene por delante Juan Manuel Moreno es el de cerrar heridas internas, «suturar», como explicaban gráficamente desde su entorno. «Vamos a forjar un gran consenso. En el PP andaluz no sobra nadie; vengo a sumar, jamás estaré en divisiones porque el PP andaluz es un partido de unidad», insistió. Unidad, consenso y cambio fueron sus palabras más repetidas. «Hoy empieza la cuenta atrás para el cambio en Andalucía», proclamó. De aquí al congreso extraordinario, que se celebrará en Sevilla el 1 y 2 de marzo, Moreno Bonilla, que dejará en breve su cargo de secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, tiene que negociar con las provincias su nueva ejecutiva en la que, aseguró, estará Sanz, aunque no especificó qué cargo podría ofrecerle. «Por supuesto que estará. Será uno de los dirigentes destacados», señaló. En su equipo mezclará «experiencia y juventud» y pretende abrir el partido a cualquiera que se ilusione con su proyecto. Autocrítica. Moreno Bonilla es de los pocos dirigentes populares que, al menos hasta ahora, han hecho autocrítica sobre su partido. Ayer dejó claro que el suyo será un proyecto renovado y que no le temblará la mano para cambiar aquello que internamente no funcione. «Si aspiramos a gobernar tenemos que ser un partido moderno, fresco y eficiente», manifestó. El malagueño, que gana en las distancias cortas, sabe venderse a la perfección –dejó caer en la rueda de prensa que sus padres tuvieron que emigrar a Cataluña y que su abuelo era jornalero– pero también reconoció abiertamente sus agujeros: su escaso grado de conocimiento en Andalucía y el hecho de no ser diputado andaluz. Para contrarrestar ambos obstáculos tiene una receta: la «calle». «Estaré permanentemente en la calle, me recorreré Andalucía para ser correa de transmisión entre la gente y mi grupo parlamentario”. Se mostró convencido de que la presidenta de la Junta, Susana Díaz, de la que dijo que no tiene «ningún miedo» a enfrentarse a ella, adelantará las elecciones y pronto estará en la Cámara. Además, el PP se movilizará para que el futuro líder tenga un papel activo en Andalucía durante la campaña europea. Tan novedoso sonó el discurso de Moreno Bonilla que en una hora de comparecencia no mencionó la corrupción ni los casos ERE, Invercaria o UGT-A, piedra angular de la oposición del PP-A. «Me entristece que cuando en Madrid se habla de Andalucía sea por la corrupción». Savia nueva para un nuevo tiempo.

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