Cultura

Mucho parlamento y poco teatro

La obra presenta una dramaturgia que remite al relato cinematográfico usando el flashback

el 09 abr 2014 / 21:54 h.

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Teatro Lope de Vega, 8 de abril. Adaptación y dirección:Ramón Bocanegra. Interpretación: Cristina Almazán, María Varo, Celia Vioque, Inma Font, Juanjo Macías, Pablo García. Calificación: ** teatro-critica Tres actrices para un mismo personaje. Es la apuesta de Ramón Bocanegra, artífice de la adaptación de Por los sombríos corredores del Alcázar, la novela de Arsenio Moreno que rescata la memoria de una figura injustamente olvidada, Luisa Roldán, conocida popularmente como La Roldana. Esta singular imaginera sevillana fue la primera mujer que ostentó el título de «escultora de cámara» en la corte de Carlos II. Aunque eso no le libró de vivir una vida repleta de penurias. Esta obra, de corte biográfico, da buena cuenta de ello describiendo a la protagonista como a una mujer sumamente desgraciada debido a su estatus social y a un marido sin oficio ni beneficio, lo que en su caso era un auténtico castigo ya que en su época una mujer no podía firmar un contrato ni tener propiedades. De ahí que se viera obligada a dejar en manos de su marido su carrera, lo que la llevó derechita a la ruina. Murió tan pobre que tuvo que recibir un entierro de caridad. Todo ello se cuenta aquí en primera persona, y aunque al principio el hecho de que sean tres actrices distintas las que encarnen a la protagonista despista un poco, lo cierto es que acaba resultando un buen recurso para contar las distintas etapas de la vida del personaje sin tener que seguir un orden cronológico. Así, nos encontramos con una dramaturgia que remite al relato cinematográfico en cuanto al uso del flashback. Lástima que aunque ese recurso resulte un acierto no acabe de resultar eficaz, a causa de un excesivo tratamiento narrativo del texto, lo que se resume en unos larguísimos parlamentos y un ritmo irregular y denso. Por otra parte, la puesta en escena recrea un espacio escénico un tanto confuso ya que, aunque el vestuario y la escenografía sitúan la época, la iluminación no recrea el claroscuro propio del arte barroco y la banda sonora mezcla piezas varias musicales de distintas épocas. No obstante, debemos reconocer que su magistral interpretación en directo, a cargo de Rafael Arregui y Fernando Clemente, aporta un hermoso contrapunto que en parte nos libera de la carga dramática del relato, al igual que la labor actoral. Tanto Cristina Almazán como María Varod y Celia Vioque consiguen imprimir una considerable carga emotiva a sus parlamentos. Inma Font perfila la bondad de su personaje y Juanjo Macías confirma su maestría y dominio escénico abordando con diferentes registros sus tres personajes.

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