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Muere una anciana impedida al arder la mesa camilla de su casa

Los vecinos de la fallecida Ángeles Rodríguez Olivares sólo se explican su trágico fin por la mala suerte: se quedó sola en casa menos de 20 minutos, al ir su hijo a comprar al súper de al lado. Pero se prendió su mesa camilla con el brasero y no pudo huir. Ocurrió en Bormujos, en la calle Guadiana.

el 14 sep 2009 / 21:19 h.

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F. Veiga/ M.J. García. Bormujos

Los vecinos de la fallecida Ángeles Rodríguez Olivares sólo se explican su trágico fin por la mala suerte: se quedó sola en casa menos de 20 minutos, al ir su hijo a comprar al súper de al lado. Pero se prendió su mesa camilla con el brasero y no pudo huir. Ocurrió en Bormujos, en la calle Guadiana.

Todo sucedió muy rápido, ayer, sobre las ocho de la tarde. Según el relato del oficial de la Policía Local de Bormujos, Francisco Gordillo, y del concejal de Seguridad Ciudadana, Manuel Pérez Ponce, la infortunada murió tras prenderse la ropa de camilla de su casa, quizá -las circunstancias exactas las evalúa aún la Guardia Civil- al caerse el brasero. Fue una trampa mortal porque Ángeles era impedida.

Su hijo, con quien vivía desde hace menos de un año -como explican los vecinos que conocían a la familia- en el número 6 de la calle Guadiana (barrio Taudalquivir, junto al Megaocio) había salido minutos antes del domicilio camino del supermercado Día a hacer la compra, un trayecto de menos de 200 metros.

Fue él quien se percató de que algo anormal sucedía a la vuelta, menos de 20 minutos después, y ante la abundancia de humo que salía de la vivienda alertó a sus vecinos, que llamaron al número de alerta 112. Uno de los vecinos, José Manuel González, entró en la casa -un unifamiliar adosado, como tantos miles en el Aljarafe-: "El salón estaba entero quemado, hasta se había desprendido parte del techo. Y la señora estaba aún sentada en la butaca. No se me podrá borrar de la memoria, estaba quemada, tenía el pelo quemado".

El incendio, que el oficial de la Policía Local calificó de pequeño, fue controlado por un agente antes de que llegaran los bomberos de Coria del Río, Aljarafe central y Sevilla. A falta de que lo confirme la autopsia, Gordillo cree que en la muerte de la anciana tuvo que ver el humo, dada la rapidez con la que se desarrollaron los acontecimientos.

Los equipos médicos -el servicio de emergencias 061- sólo pudieron certificar su fallecimiento, y antes de las 22.00 horas había llegado el juez de guardia a levantar el cadáver.

Los vecinos de esta urbanización apenas conocían a la fallecida, lo que achacan a su movilidad limitada. Sí conocían más a su hijo y a su pareja, también residente en el domicilio, aunque los contactos en esta zona de adosados construidos hace unos 10 años y en los que todos los residentes llegan de fuera y tienen sus vínculos fuera de Bormujos no son estrechos.

González, junto con otros vecinos, explicó también que el hijo de Ángeles, "de unos treinta años" nunca la dejaba sola y estaba siempre pendiente de ella, por lo que sólo atribuye la desgracia a la mala suerte. Pasadas las diez de la noche comenzaron a llegar los familiares y allegados de la víctima con visibles muestras de dolor.

Últimos casos. El último caso de muerte de un anciano por un incendio en su vivienda se produjo a finales del mes de marzo en Utrera, aunque fue mucho más estremecedor lo que ocurrió el 23 de enero de 2006 en Villanueva del Río y Minas: dos ancianas hermanas e impedidas que llevaban poco tiempo viviendo juntas perecieron a causa del fuego de un brasero. En Dos Hermanas, el 18 de junio de 2006 murió el padre de dos niños de la barriada Las Torres tras salvarlos del fuego que quemó su piso.

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