Cultura

Las Atarazanas serán una gran plaza pública abierta a Sevilla

El arquitecto del nuevo proyecto de este edificio histórico, Guillermo Vázquez Consuegra, rescata esta idea para el viejo astillero, que será un centro cultural vinculado a América. (VÍDEO y DOSSIER del proyecto)

el 19 dic 2014 / 20:31 h.

Antonio Pulido, Isidre Fainé, Susana Díaz, Juan Ignacio Zoido y Luciano Alonso. / J.  L. Montero Antonio Pulido, Isidre Fainé, Susana Díaz, Juan Ignacio Zoido y Luciano Alonso. / J. L. Montero -DOSSIER DEL PROYECTO (PDF)- -VÍDEO-PRESENTACIÓN DEL PROYECTO-   «Les garantizo que hoy asistimos a la botadura del último y definitivo proyecto para las Atarazanas». Con esta contundencia se empleó la presidenta de la Junta, Susana Díaz, en su intervención durante la presentación de en qué se va a convertir el viejo astillero medieval: un centro cultural vinculado con América, en el que tengan cabida todas las manifestaciones artísticas (especialmente las contemporáneas) y, sobre todo, se potencie la relación con el Nuevo Mundo para que Sevilla recupere así la relación privilegiada que mantuvo con él desde su descubrimiento. Un espacio de diálogo abierto a América y también a Sevilla, además en sentido literal, porque se tirará la pared que da a la calle Dos de Mayo para crear una gran plaza de tránsito público, una conexión peatonal que unirá así el río con la zona monumental. Guillermo Vázquez Consuegra. / José Luis Montero Guillermo Vázquez Consuegra. / José Luis Montero Esta idea es una de las que el arquitecto encargado del proyecto, Guillermo Vázquez Consuegra, ha rescatado del diseño que hizo para el Caixafórum que finalmente La Caixa se llevará a la Torre Pelli. El proyecto que queda ahora para las Atarazanas es sensiblemente más modesto, pero aún así tiene una envergadura nada desdeñable, ya que la entidad bancaria invertirá 10 millones de euros en rehabilitar y acondicionar el histórico edificio. Imégenes proporcionadas con la recreación de las Atarazanas. Imégenes proporcionadas con la recreación de las Atarazanas. Cuando las obras concluyan, llegará el momento de la Fundación Cajasol, que asumirá la gestión del nuevo complejo cultural con una inversión anual de 400.000 euros. La Junta de Andalucía, por su parte, aportará «medios personales y materiales» e incluirá el recinto en su programación cultural, un proyecto al que Susana Díaz animó a sumarse al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, como él mismo reclamó el pasado jueves. ¿Y todo esto cuándo será una realidad palpable? Pues en el multitudinario acto celebrado ayer en las propias Atarazanas nadie abrió la boca para hablar de plazos. Por lo pronto, con el convenio suscrito ayer entre la Junta y La Caixa se anula la anterior concesión administrativa y nace un nuevo marco en el que la entidad bancaria se encarga del inmueble durante 20 años. Con el proyecto básico ya cerrado, ahora empieza la tramitación burocrática (plan especial, licencia de obras...), que en buena lógica consumirá todo 2015, así que todo apunta a que las obras (que luego no deberían durar mucho) no empezarían al menos hasta 2016. Así las cosas, no es de extrañar que la presidenta andaluza animase al Consistorio a «facilitar el proceso de rehabilitación dentro de sus competencias administrativas», es decir, que aligere la cuestión todo lo posible. Cuando abran, las Atarazanas serán un punto de encuentro con América y su cultura, un espacio de debate, reflexión y exhibición artística. Habrá exposiciones, arte en vivo, ciclos de cine, música, danza, teatro, flamenco, conferencias, mesas redondas y hasta el circo tendrá su lugar, dándole prioridad a la creación y la práctica artística contemporánea. Asimismo, se promete un lugar de honor para el patrimonio literario andaluz y el sector del libro, y también se pretende contar con una programación abierta que atienda las sugerencias ciudadanas con la iniciativa Enséñanos tu proyecto.   Presentación del proyecto. Presentación del proyecto. CONSTRUIR POCO Para acoger todo esto en un recinto que Vázquez Consuegra definió como «el espacio civil interno más importante de la ciudad», el arquitecto apuesta por construir poco, especialmente en la planta baja, donde se evitarán compartimentaciones y se reforzará así el hermoso efecto de las arcadas góticas de las siete naves de un recinto que ordenó construir Alfonso X en el siglo XIII y que llegó a contar con 17. Al conectar con la calle Dos de Mayo se abre el edificio a la ciudad, creando así una «gran plaza pública» equivalente a tres veces la del Salvador o dos la de San Francisco. En la planta superior no se construye nada nuevo, aprovechándose los tres espacios ya existentes. También arriba se mantiene la idea de hacer visitables las cubiertas y abrir una cafetería con una terraza con unas imponentes (y muy poco conocidas) vistas de la Catedral. En este edificio «impresionante y solemne» se ubicará un centro permanente de interpretación del inmueble, una muestra sobre Andalucía y América, dos salas de exposiciones temporales, un recinto multiusos, un espacio de proyecciones, una gran pantalla común y se acondicionará una zona de restos arqueológicos. Una intervención que aspira a «introducir las Atarazanas en el circo de la vida»

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