Un año después de su primer mordisco a la copa que levantan los campeones del Abierto de Australia, Rafa Nadal vuelve al escenario donde se convirtió en el primer español en ganar este Grand Slam y donde escribió una de sus paginas más emotivas. Fue una gran final, con cuatro horas y 23 minutos. Todavía se recuerdan las lágrimas de Roger Federer en la entrega de premios, su frase "es demasiado para mí" y el abrazo de Nadal para consolar a quien siempre ha considerado el más grande. El Abierto del 2009 dejó partidos para la historia. La semifinal entre Nadal y Verdasco, de cinco horas y 14 minutos, fue uno de ellos. Y sirvió para constatar que el puesto de número uno del mundo correspondía por derecho al de Manacor, quien hizo luego una gran primera parte del año, con títulos en Indian Wells, Montecarlo, Barcelona y Roma.
Pasado un año, las tornas han cambiado. Las lesiones de Nadal propiciaron el cambio de regente en el circuito, y de nuevo lo es Federer, quien aprovechó para lograr por fin Roland Garros y Wimbledon, donde pulverizó la marca de Sampras en el Grand Slam, al obtener su 15o grande. Comienza un año nuevo y la defensa del título de Nadal, que desde Roma no gana ninguno a excepción de la Davis en Barcelona, aunque se plantó en la final del Masters de Shanghai. En los inicios de 2010 ha vuelto a renacer al ganar la exhibición de Abu Dabi y llegar a la final de Doha. Oficialmente, Nadal no ha conseguido doblegar a un jugador situado entre los ocho primeros del mundo desde entonces. No obstante, sus actuaciones en los inicios del año han hecho recordar al Nadal de los mejores días. Debutará hoy (12.00 horas) ante el local Peter Luczak.Tampoco Federer ha deslumbrado en estos comienzos. Perdió en semifinales en Doha y aunque sigue con su tenis virtuoso, tiene otras ocupaciones después de haber sido padre de dos niñas. En estas circunstancias, el hombre que parece mantener la excepcional forma que mostró el pasado año es Nikolay Davydenko, triunfador de la Copa Masters y ganador en Doha.
