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“Necesito esta casa adaptada para mi hijo. Emvisesa no puede echarme”

El primogénito de Brahim, Ahmed Yahya, de seis años y medio, tiene parálisis cerebral y apenas puede moverse.

el 20 may 2013 / 09:52 h.

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 Brahim muestra una de las cartas que ha recibido de Emvisesa para que pague ya la deuda pendiente. Manuel R.R. Brahim muestra una de las cartas que ha recibido de Emvisesa para que pague ya la deuda pendiente. Manuel R.R. Uno de los tres hijos de Brahim, Ahmed Yahya, tiene parálisis cerebral. Nació con hidrocefalia y a sus seis años y medio no puede andar, ni sentarse erguido, ni ver, ni coger un objeto con sus manos, ni tragar alimentos sólidos y sufre de ataques de epilepsia con frecuencia. La realidad de Brahim es dramática porque además está en paro y su mujer ha encontrado trabajo como limpiadora en un colegio, pero los ingresos son mínimos. Esta situación llevó a este marroquí, llegado a España en 2001, a reclamar en 2010 una vivienda adaptada a Emvisesa en régimen de alquiler para poder hacer más fácil la vida de su familia, sobre todo la de su hijo impedido. Entonces ya estaba desempleado, después de haber trabajado durante años como transportista y vendedor en la calle, pero le comunicaron que era uno de los derechos que tenía su hijo por padecer la enfermedad. Ahora vive en un piso de protección oficial de una promoción del Polígono Aeropuerto, adaptado, pero la angustia le corroe. Emvisesa le reclama todos los atrasos y le amenaza con el desahucio alegando que el impago es “causa de resolución de contrato”. Desde el pasado mes de noviembre, cuando comenzaron las misivas, asegura, es un sinvivir. En marzo de 2013, Brahim recibió una ayuda de la Junta de Andalucía para una camilla que su hijo necesita para poder ducharse sin necesidad de que uno de los progenitores lo sujete mientras el otro le echa el agua por encima. La subvención era de 1.400 euros, aunque a Brahim se le paró el corazón cuando vio que el banco le retenía 504 euros, una mensualidad, para pagar a Emvisesa. “Le dije a La Caixa que no podía dárselo, que necesitábamos ese dinero para vivir, así que dos días después nos lo volvieron a ingresar”, relata. Eso sí, desde entonces está alerta porque, afirma, “en mi casa solo tenemos 1.000 euros al mes, 600 del salario de mi esposa y 400 de la ayuda a la dependencia de mi hijo, pero él necesita mucho más. Si pagamos el alquiler, ¿cómo vivimos?” Además, su indignación se acrecienta cuando explica que hay muchas viviendas vacías en el entorno y eso que hay promociones que llevan ya varios años en pie. “Necesito esta casa adaptada para mi hijo. Emvisesa no puede echarme”, denuncia, al tiempo que explica que en noviembre del año pasado fue él quien, por su propio pie, acudió a la empresa municipal para contar su situación y pedir una rebaja del alquiler o cualquier otra solución que se pudiera adaptar a las circunstancias personales en las que vive. Sobre todo porque sabía que en febrero de este año dejaría de percibir los 420 euros de ayuda que daba el Gobierno a los parados de larga duración y porque el alquiler ha ido creciendo durante estos años, pasando de 460 a 504 euros. “Entonces se me notificó que debía 5.666 euros y que verían si había alguna solución posible a mi problema, aunque dos días después me enviaron una carta notificándome que cualquier cambio en el régimen de alquiler era imposible porque estaba sujeto a una serie de condiciones por el número de metros que tiene el piso y por ser una casa adaptada”, cuenta. Lo que pedía entonces y sigue pidiendo es una condonación de la deuda y una rebaja del alquiler. “Si no me quitan lo que debo, al menos que me den más tiempo para pagarlo, porque me es imposible en estos momentos hacerle frente”, añade. En Emvisesa, la solución que le dieron fue que se alojara en una VPO en régimen de alquiler en San Jerónimo con dos dormitorios, pero Brahim dice que eso es insuficiente para una familia como la suya. “Nuestros otros dos hijos, Adam y Amira, de cuatro y dos años y medio, respectivamente, tienen derecho a vivir en un entorno normal y si nos vamos a un piso así tendrían que dormir en el salón, porque mi hijo con parálisis tiene que estar solo”, recalca. Desde ese día que acudió a Emvisesa, cada mes recibe una carta “amenazándome con que tengo que pagar antes de diez días”. Brahim asegura que entendería que la presión fuera así de continuada si todo el mundo pagara y si hubiera personas reclamando los pisos por detrás, algo que, asegura rotundo, no sucede. De los 225 vecinos de esta promoción, 187 han tenido incidencias en los pagos del alquiler por una circunstancia u otra. “Mi voluntad es pagar, pero cuando pueda, porque uno de los dos tiene que quedarse en casa con los niños y ahora soy yo. No podemos tener más ingresos”, esgrime. Y sentencia: “Ya tenemos bastante con lo que tenemos. Nos sentimos muy presionados y nuestra meta es vivir tranquilos y dormir por las noches”. Eso sí, reconoce que por ahora nadie de la empresa municipal de vivienda ha acudido a su casa para reclamarle que la abandone, sino que toda “la presión” le llega a través de cartas. Hoy lunes irá a verlo a él y a otros vecinos de la zona con problemas el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo. “Lo conozco de cuando paraba en el restaurante El Cairo; es un buen hombre, siempre me preguntaba cómo me iba cuando vendía por la calle”. Espera que pueda mediar en este conflicto y que finalmente consiga que le rebajen la cuota mensual. Recientemente se ha creado la plataforma Por un alquiler municipal digno, que ya ha contado con el respaldo de los dos grupos de la oposición municipal, PSOE e IU. Mientras tanto, esta misma semana, el Gobierno local que dirige Juan Ignacio Zoido anunció que estudiará “cada caso concreto para buscar una solución a los inquilinos que no puedan hacer frente al alquiler de los pisos propiedad de Emvisesa”. “Nos encontramos con la situación que Emvisesa llama rotación a que el 30% de las familias que reciben un piso de la empresa municipal lo tiene que abandonar porque no puede hacer frente a los pagos”, aseguran desde la asociación.

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