El posible entrenador “a medio o largo plazo del Sevilla”, que diría José María del Nido, se sentaba ayer en el banquillo del Athletic en San Mamés y siempre que lo hace ante el equipo nervionense añade una dosis de cierto morbo al encuentro, que para eso Joaquín Caparrós es de Utrera y sevillista. Pero ayer había algún ingrediente más, porque hay alguna posibilidad de que el próximo mes de junio vuelva por Nervión sustituyendo a Gregorio Manzano, el actual entrenador blanquirrojo.
El partido de ayer lo ganó el Athletic, pero el pequeño duelo entre técnicos no se lo llevó Caparrós a pesar de los puntos. No fue uno de esos partidos en los que el aspirante da un repaso y gana enteros en las quinielas. De hecho, la imagen del equipo vizcaíno fue bastante discreta, plana, un tanto mediocre. El Athletic de ayer no convenció, aunque Caparrós esté haciendo una temporada magnífica al frente del conjunto vasco y su labor haya sido indispensable en los últimos años. Por ahora parece tener más méritos que Manzano, pero ninguno de ellos se postula claramente para el banquillo sevillista. De hecho, lo más probable es que Del Nido y Monchi se decanten por una tercera vía. ¿Quique Sánchez Flores, quizás?
La derrota en San Mamés, en cualquier caso, aclara casi definitivamente –que en esto del fútbol nunca se puede decir nada definitivo– el panorama del futuro inmediato sevillista. La Liga de Campeones, la que pudo estar a nueve puntos, se queda a los 12 de rigor y el Sevilla ya sólo puede mirar a la Liga Europa. Sobre todo porque el que llega al Sánchez Pizjuán ahora es el Barcelona y porque la próxima visita será Mestalla. La mejoría del Sevilla, que es real, no parece dar de momento para salir airoso de estos dos envites. Pasadas estas dos etapas de montaña quedarán nueve jornadas, y ahí estará la Liga de los nervionenses, en intentar amarrar la Liga Europa en un año de transición.
