La convención municipal de los socialistas en Sevilla ha estado precedida del estallido del caso de las falsas prejubilaciones financiadas con fondos públicos. Después de que se haya abierto una investigación judicial que pone bajo sospecha los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) firmados por la Junta en los últimos diez años y cuando una jueza ha advertido de una presunta "trama" fraudulenta, consistente en beneficiar a falsos prejubilados (algunos ex altos cargos socialistas), ayer los dirigentes del partido decidieron no dedicar ni medio minuto a este asunto en sus intervenciones. Otra cosa eran las conversaciones en los pasillos.
En la cúpula socialista están convencidos de que este tema no pasará factura electoral y ayer fuentes de Ferraz minimizaron su impacto. El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, se dedicó a mirar a Valencia y Baleares, ambos gobiernos tocados por casos de presunta corrupción. Ironizó con el hecho de que Mariano Rajoy se haya dedicado a decir que "su modelo autonómico de gestión es el de Camps y Matas, pues vaya ejemplo". "Estoy esperando con ansiedad a ver qué se saca ahora Rajoy de la chistera como modelo".
Tampoco el expresidente andaluz, Manuel Chaves, bajo cuyo mandato se desarrolló la presunta trama de los ERE, entró. Ya el día anterior hizo una defensa de sus consejeros de Empleo, Antonio Fernández y José Antonio Viera. Ayer se limitó a hablar entre líneas. "El PP habla de combatir la corrupción pero no lo practica, se dedica a arremeter contra jueces y fiscales. Nosotros apartamos a los que han metido la pata y ellos los vitorean". El exconsejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, defendió la "honradez" de los ex consejeros, a los que, dijo, haber visto "sufrir" en muchas mesas de negociaciones.
