Butros (Pedro) Ghali, ex secretario general de la ONU, es un egipcio cristiano copto. El dato no tiene la más mínima importancia salvo que hubiera celebrado su cargo en la sede de Nueva York con una misa copta o que hubiera pretendido que el derecho internacional reconociera que la tierra es plana, como sostienen algunos jerarcas coptos. El budismo ha sido reconocido como religión con arraigo en España pero ningún partido pretende dar relevancia jurídica a los futuros reencarnados, ni a los polígamos, a los que musulmanes y mormones no hacen asco.
Lo relevante de los jerarcas católicos no es que defiendan a ultranza sus principios, tienen ese derecho, sino que sigan desconociendo los propios mandatos de su profeta: dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios: formulación básica de la separación de poderes o quizá una virguería diplomática.
Siempre ha sido así, al menos en los países en que se siente fuerte. En su manera de pensar, de imponer, se ha aliado con la derecha y juntos han acudido bien en procesión -aquí con la izquierda- o en algaradas callejeras, pidiendo su propia sharia, a saber, que el código civil y el penal, sea el canónico. Sus imposiciones son especialmente tóxicas en lo que a ciencia se refiere. La tierra plana, el creacionismo, las células madre, la anticoncepción y un largo etcétera han condenado al ostracismo o a la hoguera a miles y al retraso a muchas sociedades.
Los obispos, Amigo también, dicen no a la ciencia pero sí al dolor, físico o espiritual; aunque siempre estará a mano la bula de la hipocresía. Rouco casa a Felipe con Letizia porque es divorciada pero soltera -bonita lección para los católicos: casaos por lo civil que no vale-, y bautiza a Leonor cuyo cordón umbilical está en un banco de embriones USA por si acaso.
Pero, pueden estar tranquilos: el cuarenta por ciento de las noticias son coronaciones, besamanos, romerías, salves, rosarios y la vicepresidente ha anunciado ya el adelanto de 156 millones para que los prelados no noten la crisis.
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