-Empezó el 7 de enero en el puesto 901 de la ATP y ahora está en el 664. ¿Satisfecho de su segunda temporada en el circuito?
-El objetivo que me marqué para este año es acabar el 500, y espero poder estar ahí tras los torneos que voy a jugar en Inglaterra y Canarias. Si no, tendré que alargar la temporada jugando dos semanas más en noviembre en Israel. Cada vez es más difícil subir puestos, pero el año que viene la meta será ser el 300.
-¿Qué es lo más difícil de cubrir una campaña de 40 semanas jugando sin interrupción?
-Sin duda mantener la motivación del día a día estando siempre fuera de casa. Te tiene que gustar mucho el tenis para aguantar algo así y sobre todo centrarte en disfrutar de la competición, de los entrenamientos, y no pensar en que me quedan tantas semanas, porque si no, no ganas. Antes me derrumbaba y es algo en lo que he mejorado. La competición exige disciplina y que el tenis sea tu vida.
-¿Te has podido permitir desconectar en algún momento?
-No he salido ni un día de marcha en estas 40 semanas. Se podría hacer alguna vez, pero mi entrenador no cree que se deba y cuando vengo a casa a ver a la novia, pues algo de cine y poco más. Salir es incompatible con esta profesión, aunque tengas 20 años.
-¿Qué ha sido hasta ahora lo mejor del año?
-La final que jugué en Canarias (Santa Cruz de Tenerife, en dura). No sé por qué, pero allí siempre juego bien. Era el último de una gira de cuatro torneos, justo cuando intercalamos una mini pretemporada. Llegué muy bien de físico, pero sobre todo de cabeza. Gané a gente muy buena. En semis le levanté a David Olivier el partido tras perder 7-5 con break arriba el primero. Aguanté muy bien de cabeza.
-No debe ser fácil convivir con la derrota cada semana tras haber estado acostumbrado a ganar casi siempre de niño.
-Durante un tiempo lo pasé mal porque vienes de un entorno en el que todos te dicen lo bueno que eres, te empiezan a comparar con tal y con cual, quedas subcampeón de España y de pronto entras en el circuito ATP y te empiezan a dar palos por todos sitios. Porque cuando empiezas a perder nadie se acuerda y con 18 años no es fácil. Pero tengo la virtud de ser fuerte de cabeza.
-En definitiva, que te obligan a madurar rápido...
-Así es, y eso es bueno para tu tenis. Al final te quedan a tu lado tres personas que están siempre, ganes o pierdas, que es lo que sucede cada semana. Pero cada derrota es un palo pero sabes que al día siguiente hay otro partido y no te puedes relajar. Sólo pensar en qué has fallado y seguir.
-Has dejado de entrenar en Baleares...
-Mi entrenador, Toni Colom, tuvo problemas con aquella federación y ahora funcionamos como grupo independiente. Estoy también con otros dos jugadores, Nacho Coll y Andoni Vivanco. Somos como una familia. Es fundamental tener la confianza y el apoyo de los que comparten tantas semanas contigo.
-¿Te has planteado hasta dónde puedes llegar en el mundo del tenis?
-No, te marcas temporada a temporada. 40 ó 45 semanas son muy largas y no sabes qué puede pasar y en qué momento puedes dar el mejor nivel. El año que viene jugaré durante diez o doce semanas torneos Challenger si todo va normal y espero dar otro saltito importante hacia adelante.
