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"No pueden hacernos sentir culpables por haber conquistado derechos"

el 29 dic 2012 / 20:57 h.

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María Esperanza Sánchez, en el patio central de la sede de Radio Sevilla de la Cadena Ser.

La periodista María Esperanza Sánchez no requiere presentación dentro de la profesión. Pero tampoco entre oyentes, lectores o espectadores, con los que mantiene una ya larga relación. Acaba de recibir el Premio Aljabibe por "su compromiso con Andalucía y con las mujeres a lo largo de su trayectoria como periodista en los medios de comunicación".

-¿De qué hay que defender en estos momentos a Andalucía y a las mujeres?
-Andalucía ha hecho un recorrido de superación en los últimos 30 años decisivo. La autonomía, su conquista, ha mejorado la calidad de vida de los andaluces de manera evidente. El Estado de las autonomías, el mejor invento de la democracia, está ahora en peligro. Hay una intención de centralizar el poder del que hay que proteger a Andalucía, porque el centralismo ha hecho mucho daño a esta tierra. En el caso de las mujeres, pasa lo mismo. La igualdad no es algo que preocupe en estos momentos al Gobierno, y no solo por la crisis, sino porque el PP tiene una forma de entender esta cuestión. Defiende que en los puestos de poder se está por méritos. Qué curioso que siempre sean hombres los que estén. Los derechos siempre están en peligro y siempre hay que defenderlos.

-¿Para defender la igualdad hacen falta grandes partidas económicas? Se lo pregunto porque como la crisis lo justifica todo...
-No hay ninguna excusa. El PP no cree en las cuotas, entiende que son otra forma de discriminar. Pero las cuotas son el camino para que no existan. Las mujeres tenemos derecho a participar en la vida pública. Esto es decisivo. Al igual que lo será para la sociedad el día que los hombres aprendan que deben conquistar lo privado.

-Volviendo a Andalucía, ¿tal es el retroceso como para tener que desempolvar el espíritu de 1980?
-No hay más que mirar. Las autonomías han acercado el Estado a los ciudadanos, que así es más justo. El peligro de la lejanía que ahora se propone, de ese querer que haya menos Estado, se evidencia en cosas muy concretas: en una pérdida de derechos fundamentales conquistados, como el de la sanidad. El otro día escuchaba a una señora decir que la privatización de la sanidad en Madrid podría ser un delito porque la sanidad no es algo de la comunidad ni del Estado, es de todos. Hay que replantearse cosas y ser austeros en la administración de lo público, pero no hay que mitificar la austeridad y hacernos sentir culpables por haber disfrutado de estos derechos legítimos.

-¿Qué papel puede o debe jugar Andalucía en este proceso incierto que abre Cataluña con su deseo de independencia?
-Un papel central junto con Asturias. El peso de Andalucía en el Estado tiene que concretarse en una defensa del modelo conquistado en los ochenta. El debate abierto lo ha provocado lo ocurrido en Cataluña, pero antes, al Gobierno se le vio la intención de vaciar el Estado.

-¿Y será tenida en cuenta en el PSOE la voz del presidente de la Junta y presidente del partido, José Antonio Griñán?
-En el PSOE hay voces que hacen que el coro no esté precisamente ordenado. Pero Griñán ha entendido que el PSOE debe buscar un proyecto que aglutine a todas las voces y presentarse así ante los ciudadanos. El debate sobre el federalismo lo tienen que madurar. El Estado de las autonomías es en la práctica un estado federal. ¿En qué quieren ahondar? ¿Cuál es el proyecto? Griñán es una voz importante dentro del PSOE y está en sintonía con Rubalcaba en lo que se refiere a la necesidad de presentarse ante la sociedad con un proyecto de defensa del Estado que ellos, en los primeros gobiernos socialistas, hicieron posible.

-¿En sintonía y como buenos hermanos?
-En este momento [enfatiza], están en sintonía, y si son inteligentes, que lo son, no tienen más remedio que estarlo. Lo que tenga que pasar dentro del PSOE es urgente que pase porque la sociedad espera noticias de los socialistas.

-¿La crisis y su gestión acabarán con el bipartidismo en las próximas generales?
-El Gobierno va a aguantar, aunque en política las cosas cambian de un día para otro.Sería sano que no hubiera un bipartidismo tan férreo. Pero también hay que hacerse una pregunta: no al bipartidismo, ¿A cambio de qué? ¿De partidos minoritarios peligrosos? No lo sé, tengo muchas dudas. Las ideas tan cerradas me dejan fría. A los partidos les iría mejor si no olvidaran nunca que el poder no es suyo sino de los ciudadanos [vuelve a enfatizar].

-Asistimos a un momento apasionante desde el punto de vista informativo pero los periodistas tienen cada vez más mermada la posibilidad de contar historias, de contar la verdad.
-Al poder no le interesa la verdad. Le tiene miedo. En este momento, es muy difícil llegar al fondo de las cosas. Pero también es verdad que siempre ha costado. Tengo la impresión decepcionante de que nos gana el periodismo espectáculo, urgente, el que utiliza el medio para dar opinión en vez de información... De todas maneras, el periodista tiene poder. Si lo usa de manera indecente o sin sentido de servicio, ya estamos fastidiados. La resistencia del periodista es lo que hace que el oficio se salve. Tenemos que saber cuál es nuestro papel: el de intermediarios. A mí no me interesan las noticias sino los hechos contados con honestidad. Los periodistas no somos los protagonistas de nada.

-Sin embargo, con el auge de las redes sociales, se ha puesto de moda defender que los periodistas somos una marca, lo que antes era la firma en el periódico, por ejemplo.
-Al periodista que me refiero es a aquel que se cree que la noticia e incluso los hechos es él.

-¿Algún vaticinio para 2013 o se los dejamos todos al FMI?
-Cero, no me atrevo. Sobre lo que tengo una impresión dramática es que cuando nos tengan el brazo doblado, cuando hayan acabado con la Europa social, las cosas empezarán a cambiar. Ojalá me equivocara. Esto no pasaría si todos los europeos un día nos levantáramos y nos sentáramos en la calle a gritar ‘No'. Pero este es un cuento, una utopía, que yo estoy escribiendo ahora.

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